Europa durante un tiempo mordió el anzuelo y creyó que Rajoy y los suyos serían capaces de solucionar el drama de España, pero una vez transcurrido más de un año sin que la situación mejore, empieza a descubrir que el gobierno de Rajoy no es capaz de afrontar los grandes dramas de España y ha decidido presionar a los gobernantes españoles para que, de una vez por todas, tomen las medidas correctas para que el país deje de hundirse en la miseria y no siga siendo el gran problema de Europa.
El Comisario Europeo de Asuntos Económicos, Olli Rhen, ha dejado de lanzar alabanzas al gobierno de Rajoy por sus recortes y subidas de impuestos y ha decidido tirarle de las orejas porque ese camino no sólo no soluciona los grandes dramas de España, sino que los acentúa. Rhen ha subrayado su preocupación por la elevada tasa de paro juvenil del Estado español y que el crédito que necesitan emprendedores y empresas en España es caro y escaso, lo que representa un terrible tapón para el despegue económico.
No es cierto lo que ha dicho el ministro De Guindos de que todas las medidas del gobierno tienen por fin el empleo juvenil. La verdad es que el fin último de casi todo lo que el gobierno de Rajoy decide es recaudar para que no les falte el dinero. Ha tenido que ser Europa, indignada por los insoportables niveles de desempleo juvenil en España, la que tire de las orejas a Rajoy, provocando que reaccionara por fin y aprobara esa curiosa "tarifa plana" para los jóvenes emprendedores. A Rajoy, que pasó vergüenza y se sintió ridículo ante el reproche de Ángela Merkel y otros líderes europeos, le falta sensibilidad ante el sufrimiento ajeno y no concibe la democracia de otra manera que no sea la dictadura de su partido y la imposición constante de sus ideas y caprichos sobre la voluntad popular.
Si Rajoy sintiera dolor e indignación ante el sacrificio de una generación entera de jóvenes españoles, eliminaría por completo los pagos a la seguridad social de los que emprenden, como hacen otros países, simplificaría la burocracia, que convierte en un calvario la apertura de una empresa en España, y solucionaría el verdadero problema, del que ni siquiera habla, que es la falta de financiación para los proyectos empresariales que comienzan.
Los europeos están descubriendo también que el verdadero gran problema de España es la falta de democracia y tendrán que presionar al gobierno de Rajoy para que limpie el sistema de corrupción y lo dote de medidas democráticas que satisfagan a una ciudadanía que está a punto de estallar indignada contra los abusos, corrupciones y torpezas de sus lamentables dirigentes políticos. La reciente sentencia del Tribunal Europeo de Justicia, que declara la legislación española sobre hipotecas y desahucios contraria a los derechos básicos del ciudadano, confirma que España es un país forajido y abusivo en muchas de sus leyes y normas, entre las que destacan "burradas" antidemocráticas como el nombramiento de jueces y magistrados por los partidos políticos, la inexistencia de controles que limiten el poder de los partidos políticos y la impunidad práctica con la que operan los partidos y los políticos, que rara vez son castigados por sus desmanes, robos y abusos..
Europa descubre los problemas tarde, pero termina descubriéndolos. Millones de españoles están esperando que Europa, por fin, asuma que en España no existe separación de poderes, ni una ley electoral que permita a los ciudadanos elegir libremente a sus representantes, ni una ley igual para todos, ni controles y cautelas que frenen el poder despótico de los partidos políticos, ni castigo suficiente para una corrupción institucional y política que ya es una epidemia nacional. Europa desconoce la enorme dimensión que han adquirido la corrupción institucional, la impunidad de los políticos y la desprotección del ciudadano. Cuando lo descubra, entonces Europa se sentirá aterrada ante el monstruo gubernamental español y buscará la forma de obligar a los políticos españoles a actuar con decencia. Tal vez no lo hagan por principios, dado que el deterioro también ha llegado a la política europea, pero lo harán por instinto de supervivencia, conscientes de que la imbecilidad arrogante y suicida de sus colegas españoles podría arrastrarlos hacia la furia de una revuelta popular de dimensiones y ferocidad inéditas.
El Comisario Europeo de Asuntos Económicos, Olli Rhen, ha dejado de lanzar alabanzas al gobierno de Rajoy por sus recortes y subidas de impuestos y ha decidido tirarle de las orejas porque ese camino no sólo no soluciona los grandes dramas de España, sino que los acentúa. Rhen ha subrayado su preocupación por la elevada tasa de paro juvenil del Estado español y que el crédito que necesitan emprendedores y empresas en España es caro y escaso, lo que representa un terrible tapón para el despegue económico.
No es cierto lo que ha dicho el ministro De Guindos de que todas las medidas del gobierno tienen por fin el empleo juvenil. La verdad es que el fin último de casi todo lo que el gobierno de Rajoy decide es recaudar para que no les falte el dinero. Ha tenido que ser Europa, indignada por los insoportables niveles de desempleo juvenil en España, la que tire de las orejas a Rajoy, provocando que reaccionara por fin y aprobara esa curiosa "tarifa plana" para los jóvenes emprendedores. A Rajoy, que pasó vergüenza y se sintió ridículo ante el reproche de Ángela Merkel y otros líderes europeos, le falta sensibilidad ante el sufrimiento ajeno y no concibe la democracia de otra manera que no sea la dictadura de su partido y la imposición constante de sus ideas y caprichos sobre la voluntad popular.
Si Rajoy sintiera dolor e indignación ante el sacrificio de una generación entera de jóvenes españoles, eliminaría por completo los pagos a la seguridad social de los que emprenden, como hacen otros países, simplificaría la burocracia, que convierte en un calvario la apertura de una empresa en España, y solucionaría el verdadero problema, del que ni siquiera habla, que es la falta de financiación para los proyectos empresariales que comienzan.
Los europeos están descubriendo también que el verdadero gran problema de España es la falta de democracia y tendrán que presionar al gobierno de Rajoy para que limpie el sistema de corrupción y lo dote de medidas democráticas que satisfagan a una ciudadanía que está a punto de estallar indignada contra los abusos, corrupciones y torpezas de sus lamentables dirigentes políticos. La reciente sentencia del Tribunal Europeo de Justicia, que declara la legislación española sobre hipotecas y desahucios contraria a los derechos básicos del ciudadano, confirma que España es un país forajido y abusivo en muchas de sus leyes y normas, entre las que destacan "burradas" antidemocráticas como el nombramiento de jueces y magistrados por los partidos políticos, la inexistencia de controles que limiten el poder de los partidos políticos y la impunidad práctica con la que operan los partidos y los políticos, que rara vez son castigados por sus desmanes, robos y abusos..
Europa descubre los problemas tarde, pero termina descubriéndolos. Millones de españoles están esperando que Europa, por fin, asuma que en España no existe separación de poderes, ni una ley electoral que permita a los ciudadanos elegir libremente a sus representantes, ni una ley igual para todos, ni controles y cautelas que frenen el poder despótico de los partidos políticos, ni castigo suficiente para una corrupción institucional y política que ya es una epidemia nacional. Europa desconoce la enorme dimensión que han adquirido la corrupción institucional, la impunidad de los políticos y la desprotección del ciudadano. Cuando lo descubra, entonces Europa se sentirá aterrada ante el monstruo gubernamental español y buscará la forma de obligar a los políticos españoles a actuar con decencia. Tal vez no lo hagan por principios, dado que el deterioro también ha llegado a la política europea, pero lo harán por instinto de supervivencia, conscientes de que la imbecilidad arrogante y suicida de sus colegas españoles podría arrastrarlos hacia la furia de una revuelta popular de dimensiones y ferocidad inéditas.
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