Ante la creciente decepción de la ciudadanía española, que reclama mas democracia y sólo recibe más dictadura del partido gobernante, acostumbrado a legislar y gobernar en contra de la voluntad popular mayoritaria, la ex presidenta de la comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, se enfrenta a Rajoy cada día con más claridad y se postula como futura presidenta de un PP mas cecano al pueblo y a la democracia.
Esperanza Aguirre considera «fundamental» que en España se aborde «de una vez por todas» la regeneración democrática. Los últimos casos de corrupción y la delicada situación económica del país han llevado a la ex presidenta de la Comunidad de Madrid a reclamar este cambio en el modelo de sociedad, «para devolver a los ciudadanos el poder que les hemos quitado los partidos políticos».
La dirigente madrileña se ha ofrecido a encabezar este llamamiento a la regeneración y a liderar este cambio, aunque ha querido dejar muy claro que este ofrecimiento no significa que tenga intención de regresar a la primera línea de la política. Aunque la actitud de Aguirre despierta recelos y dudas serias entre los demócratas, que no ven suficientes rasgos democráticos en el pasado de esa política de la derecha, tambien es cierto que el país está sediento de criterios y posicionamientos en favor de una regeneración ética y política que España necesita con urgencia y de la que no encuentra ni rastro en líderes dominantes como Rubalcaba, Cayo Lara o Rajoy.
Aguirre es consciente de que Rajoy es un gobernante sátrapa habituado a doblegar por la fuerza los deseos del pueblo. Una encuesta publicada hoy por el diario El Mundo revela que el 84 por ciento de los españoles exigen la dimisión de la ministra de Sanidad, Ana Mato, que recibió regalos de los empresarios del caso Gürtel, proveedores habituales del PP, pero Rajoy ha dicho que mantiene a la ministra en su puesto. Lo mismo ocurre con otros muchos deseos del pueblo, una y otra vez frustrados por los caprichos y criterios del presidente, que sigue sin pedir perdón por los estragos que ha causado su partido, que sigue subvencionando generosamente a los sindicatos y a los partidos políticos, sobre todo al PP, que ha recibido 120 millones de euros el último año, mas que nunca antes, a pesar de que España entera sufre las restricciones, recortes y brutales subidas de impuestos ordenadas por el gobierno.
La política de Rajoy, unida a la nefasta imagen de partido corrupto que está proyectando el PP, le hace perder votos y amenaza con un descalabro la próxima vez que se abran las urnas. Quizás por eso, Esperanza Aguirre, oportunista porque sabe captar los deseos populares, se está perfilando como la única política del PP interesada en regenerar la pocilga nacional que han creado los últimos dos gobiernos, el de Zapatero y el de Rajoy.
La verdadera democracia obliga al gobierno a gobernar según los criterios de la mayoría de los ciudadanos, salvo cuando los gobernantes creen que la mayoría se equivoca y sus deseos perjudicarían al país. Entonces, la ortodoxia democrática exige que se convoque un referendum para debatir las opciones y adoptar la decisión oportuna. Pero la costumbre de la partitocracia española de doblegar constantemente los deseos de las mayorías, imponiendo siempre la voluntad de los partidos a la del pueblo, no es otra cosa que opresión y violación perpetua del sistema, una política suicida que está generando rechazo masivo a los políticos y desprecio y hasta odio de los ciudadanos hacia unos gobernantes que no sólo hacen lo contrario de lo que los ciudadanos quieren, sino que, con sus decisiones erróneas, están conduciendo el país hacia la bancarrota, el desempleo, el desprestigio, la pobreza y el sufrimiento masivo.
.
Esperanza Aguirre considera «fundamental» que en España se aborde «de una vez por todas» la regeneración democrática. Los últimos casos de corrupción y la delicada situación económica del país han llevado a la ex presidenta de la Comunidad de Madrid a reclamar este cambio en el modelo de sociedad, «para devolver a los ciudadanos el poder que les hemos quitado los partidos políticos».
La dirigente madrileña se ha ofrecido a encabezar este llamamiento a la regeneración y a liderar este cambio, aunque ha querido dejar muy claro que este ofrecimiento no significa que tenga intención de regresar a la primera línea de la política. Aunque la actitud de Aguirre despierta recelos y dudas serias entre los demócratas, que no ven suficientes rasgos democráticos en el pasado de esa política de la derecha, tambien es cierto que el país está sediento de criterios y posicionamientos en favor de una regeneración ética y política que España necesita con urgencia y de la que no encuentra ni rastro en líderes dominantes como Rubalcaba, Cayo Lara o Rajoy.
Aguirre es consciente de que Rajoy es un gobernante sátrapa habituado a doblegar por la fuerza los deseos del pueblo. Una encuesta publicada hoy por el diario El Mundo revela que el 84 por ciento de los españoles exigen la dimisión de la ministra de Sanidad, Ana Mato, que recibió regalos de los empresarios del caso Gürtel, proveedores habituales del PP, pero Rajoy ha dicho que mantiene a la ministra en su puesto. Lo mismo ocurre con otros muchos deseos del pueblo, una y otra vez frustrados por los caprichos y criterios del presidente, que sigue sin pedir perdón por los estragos que ha causado su partido, que sigue subvencionando generosamente a los sindicatos y a los partidos políticos, sobre todo al PP, que ha recibido 120 millones de euros el último año, mas que nunca antes, a pesar de que España entera sufre las restricciones, recortes y brutales subidas de impuestos ordenadas por el gobierno.
La política de Rajoy, unida a la nefasta imagen de partido corrupto que está proyectando el PP, le hace perder votos y amenaza con un descalabro la próxima vez que se abran las urnas. Quizás por eso, Esperanza Aguirre, oportunista porque sabe captar los deseos populares, se está perfilando como la única política del PP interesada en regenerar la pocilga nacional que han creado los últimos dos gobiernos, el de Zapatero y el de Rajoy.
La verdadera democracia obliga al gobierno a gobernar según los criterios de la mayoría de los ciudadanos, salvo cuando los gobernantes creen que la mayoría se equivoca y sus deseos perjudicarían al país. Entonces, la ortodoxia democrática exige que se convoque un referendum para debatir las opciones y adoptar la decisión oportuna. Pero la costumbre de la partitocracia española de doblegar constantemente los deseos de las mayorías, imponiendo siempre la voluntad de los partidos a la del pueblo, no es otra cosa que opresión y violación perpetua del sistema, una política suicida que está generando rechazo masivo a los políticos y desprecio y hasta odio de los ciudadanos hacia unos gobernantes que no sólo hacen lo contrario de lo que los ciudadanos quieren, sino que, con sus decisiones erróneas, están conduciendo el país hacia la bancarrota, el desempleo, el desprestigio, la pobreza y el sufrimiento masivo.
.
Comentarios: