El reciente dictamen emitido por el Tribunal Europeo de Justicia que considera abusiva la ley hipotecaria española y toda la legislación que regula el desahucio demuestra que Europa, a pesar de ser consciente de que España no es una democracia y que su Estado es abusivo y contrario a la democracia, mantiene a España desamparada. Europa debería intervenir "de oficio" en España y reformar sus leyes hasta lograr que se ajusten a la democracia, obligando también a sus políticos a dimitir y a dejar de comportarse como sucios sátrapas opresores.
Si la Justicia europea opinara sobre otros muchos aspectos claves de la legislación española y sobre el diseño del propio Estado español, la sorpresa sería mayúscula porque gran parte de las leyes y normas que rigen la vida de los españoles tendrían que declararse ilegales y contrarias a los derechos humanos.
La desprotección del ciudadano ante los poderes públicos en España es escandalosa y mas propia de una tiranía sádica que de un Estado democrático de derecho. Leyes como las que permiten los privilegios e impunidad práctica de los partidos políticos, el robo a los ciudadanos practicado por los bancos, con el permiso del Estado, a través de las participaciones preferentes, el saqueo de las cajas de ahorro, las facilidades para el robo y el enriquecimiento ilícito de los políticos, la financiación pública de los partidos políticos y sindicatos, las miles de instituciones y empresas públicas sin utilidad alguna, creadas por los partidos para beneficiar a los suyos, las listas cerradas y bloqueadas, las inexistentes relaciones entre representados y diputados y senadores, el cobro de impuestos abusivos, el nombramiento de jueces y magistrados por parte de los partidos, la desigualdad manifiesta en la aplicación de las leyes, la impunidad de los ladrones y corruptos, la tortura encubierta, el nulo protagonismo del ciudadano en el sistema, los privilegios de la casta política, la injusta concesión de contratos, concesiones y subvenciones públicas y la colocación a dedo de cientos de miles de familiares y amigos del poder en el Estado y hasta el mismo diseño del Estado español, monstruoso, insostenible y sufragado por unos ciudadanos asfixiados y saqueados por unos impuestos abusivos e injustos, son aspectos legales que serían condenados por cualquier Justicia decente y democrática del mundo.
El Estado español, diseñado tras la muerte de Franco por falsos demócratas que sólo pretendían sustituir en el poder al franquismo agonizante mediante una patraña fascistoide disfrazada de democracia, es una auténtica basura en la que la Constitución, laxa, desequilibrada y abiertamente benefactora de los partidos, se incumple a diario, al igual que se irrespetan los derechos humanos y la casta política se rodea de impunidad, privilegios y arbitrariedades.
Europa no puede mantenerse por mas tiempo al margen del gran escándalo español, un país donde los poderes públicos han permitido que muchos de sus hijos, aplastados injustamente por el poder político y financiero, se suiciden arrojándose por las ventanas o quemándose delante de las instituciones bancarias, sin defensa posible y sometidos al imperio de la maldad política y económica de las élites.
Si la Merkel y los demás líderes de la Europa unida fueran auténticos demócratas, en lugar de la triste obsesión que exhiben por la economía, comportandose como usureros, fueran coherentes con los valores y principios de la democracia y con la defensa de los derechos fundamentales del ser humano, intervendrían en España y obligarían a los políticos españoles a que liquiden el sucio sistema vigente, sustituyéndolo por una democracia real y confiando esa misión no a los actuales partidos políticos, tan cargados de delitos, corrupciones y abusos de poder que deberían ser precintados por comportarse como asociaciones de malhechores, sino en unas comisiones especiales de ciudadanos de probada independencia, moralidad y decencia que garanticen la redacción de una verdadera Constitución democrática, soporte de un Estado digno y ético, diametralmente opuesto al actual vertedero español.
Es cierto que Europa está dejando de ser un refugio de legalidad, paz, decencia y justicia para convertirse en un conglomerado de depredadores sin ética, capaces de acabar con las garantías y derechos acumulados por el ciudadano a lo largo de la Historia. Los hechos demuestran que los burócratas y políticos europeos son ya capaces de robar sus ahorros a los ciudadanos, como acaba de ocurrir en Chipre y antes en España, donde las participaciones preferentes han sido una estafa multimillonaria con robo incluido al ciudadano y con permiso del Estado, pero quedan todavía en Europa algunos restos de decencia, al menos en sus leyes, que son más difíciles de desmontar, que pueden beneficiar a España, que es uno de los países europeos donde sus ciudadanos están más abandonados y desprotegidos por el poder.
Si la Justicia europea opinara sobre otros muchos aspectos claves de la legislación española y sobre el diseño del propio Estado español, la sorpresa sería mayúscula porque gran parte de las leyes y normas que rigen la vida de los españoles tendrían que declararse ilegales y contrarias a los derechos humanos.
La desprotección del ciudadano ante los poderes públicos en España es escandalosa y mas propia de una tiranía sádica que de un Estado democrático de derecho. Leyes como las que permiten los privilegios e impunidad práctica de los partidos políticos, el robo a los ciudadanos practicado por los bancos, con el permiso del Estado, a través de las participaciones preferentes, el saqueo de las cajas de ahorro, las facilidades para el robo y el enriquecimiento ilícito de los políticos, la financiación pública de los partidos políticos y sindicatos, las miles de instituciones y empresas públicas sin utilidad alguna, creadas por los partidos para beneficiar a los suyos, las listas cerradas y bloqueadas, las inexistentes relaciones entre representados y diputados y senadores, el cobro de impuestos abusivos, el nombramiento de jueces y magistrados por parte de los partidos, la desigualdad manifiesta en la aplicación de las leyes, la impunidad de los ladrones y corruptos, la tortura encubierta, el nulo protagonismo del ciudadano en el sistema, los privilegios de la casta política, la injusta concesión de contratos, concesiones y subvenciones públicas y la colocación a dedo de cientos de miles de familiares y amigos del poder en el Estado y hasta el mismo diseño del Estado español, monstruoso, insostenible y sufragado por unos ciudadanos asfixiados y saqueados por unos impuestos abusivos e injustos, son aspectos legales que serían condenados por cualquier Justicia decente y democrática del mundo.
El Estado español, diseñado tras la muerte de Franco por falsos demócratas que sólo pretendían sustituir en el poder al franquismo agonizante mediante una patraña fascistoide disfrazada de democracia, es una auténtica basura en la que la Constitución, laxa, desequilibrada y abiertamente benefactora de los partidos, se incumple a diario, al igual que se irrespetan los derechos humanos y la casta política se rodea de impunidad, privilegios y arbitrariedades.
Europa no puede mantenerse por mas tiempo al margen del gran escándalo español, un país donde los poderes públicos han permitido que muchos de sus hijos, aplastados injustamente por el poder político y financiero, se suiciden arrojándose por las ventanas o quemándose delante de las instituciones bancarias, sin defensa posible y sometidos al imperio de la maldad política y económica de las élites.
Si la Merkel y los demás líderes de la Europa unida fueran auténticos demócratas, en lugar de la triste obsesión que exhiben por la economía, comportandose como usureros, fueran coherentes con los valores y principios de la democracia y con la defensa de los derechos fundamentales del ser humano, intervendrían en España y obligarían a los políticos españoles a que liquiden el sucio sistema vigente, sustituyéndolo por una democracia real y confiando esa misión no a los actuales partidos políticos, tan cargados de delitos, corrupciones y abusos de poder que deberían ser precintados por comportarse como asociaciones de malhechores, sino en unas comisiones especiales de ciudadanos de probada independencia, moralidad y decencia que garanticen la redacción de una verdadera Constitución democrática, soporte de un Estado digno y ético, diametralmente opuesto al actual vertedero español.
Es cierto que Europa está dejando de ser un refugio de legalidad, paz, decencia y justicia para convertirse en un conglomerado de depredadores sin ética, capaces de acabar con las garantías y derechos acumulados por el ciudadano a lo largo de la Historia. Los hechos demuestran que los burócratas y políticos europeos son ya capaces de robar sus ahorros a los ciudadanos, como acaba de ocurrir en Chipre y antes en España, donde las participaciones preferentes han sido una estafa multimillonaria con robo incluido al ciudadano y con permiso del Estado, pero quedan todavía en Europa algunos restos de decencia, al menos en sus leyes, que son más difíciles de desmontar, que pueden beneficiar a España, que es uno de los países europeos donde sus ciudadanos están más abandonados y desprotegidos por el poder.
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