Son tan estúpidos que pierden millones de votos cuando se presentan a las elecciones y destrozan su imagen por culpa de sus errores. No saben moverse en la política, a pesar de que han llegado a ser líderes de sus respectivos partidos. Se supone que deberían ser hábiles e inteligentes por haber alcanzado la cumbre, pero son puros pendejos.
Rajoy es considerado cada día mas por los medios de comunicación como un torpe que está suicidándose en política, en la que ya es una cadáver. El pueblo español le regaló una amplia mayoría absoluta para que regenerara España, pero él la ha dilapidado con una estupidez supina. Pocos españoles habrían podido demostrar tanta torpeza en tan poco tiempo. El caso de Pedro Sánchez es llamativo: a pesar de la torpeza de Rajoy, ha perdido votos y no tiene fuelle para sustituirlo como presidente. Al buscar el apoyo de los peores enemigos de España, está convirtiendo su posible presidencia en algo odioso para millones de ciudadanos. Pablo Iglesias es otro que, victima de su torpeza, retrocede, a pesar de que está rodeado de ineptos y malos estrategas. Su partido, Podemos, que despertó grandes ilusiones al nacer, padece ya de vejez prematura y ofrece a los ciudadanos comportamientos propios de la vieja política que tanto detestan los españoles.
Han sido tan arrogantes que ni siquiera se han cuidado. Nombran jueces directamente, cuando podían controlar la Justicia de otro modo, sin que el sometimiento fuera tan visible. Lo mismo pasa con el Parlamento, donde los diputados son autómatas que, exhibiendo una estupidez supina, demuestran cada día que sólo rinden cuentas y representan a sus propios partidos.
La política española es una inmensa fábrica de idiotas que se ha ganado a pulso algo que sorprende en todo el mundo: que los ciudadanos españoles señalen a los políticos como el peor problema del país, sólo superado por el desempleo masivo, que es también obra de la clase política. España era hace tres décadas el país de Europa con más cariño y admiración por la democracia, pero la estupidez de sus políticos pendejos ha conseguido que hoy sea el último de Europa, el mas alejado del sistema y de sus pésimos dirigentes. Mientras tanto, los militantes y cargos intermedios de los partidos políticos, que deberían ser fuentes de inspiración y corrección de errores, son todavía mas pendejos que sus dirigentes y, también idiotizados, mantienen eternamente a sus inservibles líderes al frente de la organización.
Pero pendejos los hay a cientos en la política española. Les das poder y ellos solos se autodestruyen. Las alcaldesas de Madrid y Barcelona, Carmena y Colau, pierden prestigio y votos, víctimas de sus propios errores. La presidenta de la Junta de Andalucía tenía la Secretaría General del PSOE al alcance de sus manos, pero, víctima de sus errores y de sus retrocesos y contradicciones en corrupción, esa meta se le aleja cada día más. Parece lógico que con cientos de imputados y casi 6.000 millones defraudados, ningún político andaluz del PSOE tenga solvencia para aspirar a nada grande en este país. El mismo José María Aznar ha perdido estúpidamente la fama que se ganó como buen presidente, tras cometer errores como la boda regia de su hija, la elección de Rajoy como sucesor, y los negocios de sus familiares más próximos. Hasta Felipe González, todo un viejo mito de la política española ha perdido muchos enteros por culpa de sus ostentaciones de millonario, sus amistades con magnates y sus errores de charlatán de ferias.
Pero los casos mas sonados de pendejos ilustres en España son los de Zapatero y Rajoy. Lo tenían todo y lo perdieron todo. Zapatero tuvo que ser alejado de la política por su propio partido, al que conducía a la ruina por sus errores como presidente, que fueron tantos que los ciudadanos lo rechazaron de manera masiva e intensa. Rajoy, nada mas ser elegido empezó a demostrar que era un pendejo. Incumplió sus promesas, subió los impuestos, condecoró a Zapatero y se enconchó como una tortuga frente a la corrupción y a los abusos, hasta convertirse hoy en una ruina política amortizada.
Muchos medios ya han perdido el respeto a los políticos con poder y ya informan de su aterrodara estupidez. Uno de ellos titula "Rajoy, el mayor inepto de la Historia de España".
Otros ilustres que le perdieron todo por su torpeza fueron Artur Mas, Rodrigo Rato, Ruíz Gallardón, Jordi Pujol, Eduardo Zaplana, Rita Barberá, Perez Rubalcaba... La lista de torpones, ineptos y papafritas parece interminable en España, un país que está siendo destrozado por la ineptitud, la torpeza y la estupidez de sus políticos.
La plaga de los pendejos alcanza de lleno a todos los niveles de la política. Algunos pendejos ya están en la cárcel y hay miles guardando cola en los tribunales o sometidos a investigación. Una alcaldesa del PSOE arruina su carrera por haberse comprado una mansión en Punta Cana y hay miles de políticos incapaces de justificar la riqueza que estúpidamente exhiben. Son tan pendejos que ni siquiera guardan las formas.
Acierta el veterano periodista Luis María Anson, cuando afirma que el gran problema de la clase política española, más que la corrupción es la mediocridad. La política española está plagada de mediocres, pendejos, ineptos, torpes, carajotes, cenutrios, membrillos y otras especies tontas y variantes de la imbecilidad.
La independencia de Cataluña es también obra de pendejos, de políticos españoles que la alimentaron con su corrupción y estupidez. Hace cuarenta años, los independentistas catalanes cabían en un taxi, pero hoy, nutridos por torpes sin remedio como González, Aznar, Zapatero y Rajoy, está a punto de lograr la mayoría.
Francisco Rubiales
Rajoy es considerado cada día mas por los medios de comunicación como un torpe que está suicidándose en política, en la que ya es una cadáver. El pueblo español le regaló una amplia mayoría absoluta para que regenerara España, pero él la ha dilapidado con una estupidez supina. Pocos españoles habrían podido demostrar tanta torpeza en tan poco tiempo. El caso de Pedro Sánchez es llamativo: a pesar de la torpeza de Rajoy, ha perdido votos y no tiene fuelle para sustituirlo como presidente. Al buscar el apoyo de los peores enemigos de España, está convirtiendo su posible presidencia en algo odioso para millones de ciudadanos. Pablo Iglesias es otro que, victima de su torpeza, retrocede, a pesar de que está rodeado de ineptos y malos estrategas. Su partido, Podemos, que despertó grandes ilusiones al nacer, padece ya de vejez prematura y ofrece a los ciudadanos comportamientos propios de la vieja política que tanto detestan los españoles.
Han sido tan arrogantes que ni siquiera se han cuidado. Nombran jueces directamente, cuando podían controlar la Justicia de otro modo, sin que el sometimiento fuera tan visible. Lo mismo pasa con el Parlamento, donde los diputados son autómatas que, exhibiendo una estupidez supina, demuestran cada día que sólo rinden cuentas y representan a sus propios partidos.
La política española es una inmensa fábrica de idiotas que se ha ganado a pulso algo que sorprende en todo el mundo: que los ciudadanos españoles señalen a los políticos como el peor problema del país, sólo superado por el desempleo masivo, que es también obra de la clase política. España era hace tres décadas el país de Europa con más cariño y admiración por la democracia, pero la estupidez de sus políticos pendejos ha conseguido que hoy sea el último de Europa, el mas alejado del sistema y de sus pésimos dirigentes. Mientras tanto, los militantes y cargos intermedios de los partidos políticos, que deberían ser fuentes de inspiración y corrección de errores, son todavía mas pendejos que sus dirigentes y, también idiotizados, mantienen eternamente a sus inservibles líderes al frente de la organización.
Pero pendejos los hay a cientos en la política española. Les das poder y ellos solos se autodestruyen. Las alcaldesas de Madrid y Barcelona, Carmena y Colau, pierden prestigio y votos, víctimas de sus propios errores. La presidenta de la Junta de Andalucía tenía la Secretaría General del PSOE al alcance de sus manos, pero, víctima de sus errores y de sus retrocesos y contradicciones en corrupción, esa meta se le aleja cada día más. Parece lógico que con cientos de imputados y casi 6.000 millones defraudados, ningún político andaluz del PSOE tenga solvencia para aspirar a nada grande en este país. El mismo José María Aznar ha perdido estúpidamente la fama que se ganó como buen presidente, tras cometer errores como la boda regia de su hija, la elección de Rajoy como sucesor, y los negocios de sus familiares más próximos. Hasta Felipe González, todo un viejo mito de la política española ha perdido muchos enteros por culpa de sus ostentaciones de millonario, sus amistades con magnates y sus errores de charlatán de ferias.
Pero los casos mas sonados de pendejos ilustres en España son los de Zapatero y Rajoy. Lo tenían todo y lo perdieron todo. Zapatero tuvo que ser alejado de la política por su propio partido, al que conducía a la ruina por sus errores como presidente, que fueron tantos que los ciudadanos lo rechazaron de manera masiva e intensa. Rajoy, nada mas ser elegido empezó a demostrar que era un pendejo. Incumplió sus promesas, subió los impuestos, condecoró a Zapatero y se enconchó como una tortuga frente a la corrupción y a los abusos, hasta convertirse hoy en una ruina política amortizada.
Muchos medios ya han perdido el respeto a los políticos con poder y ya informan de su aterrodara estupidez. Uno de ellos titula "Rajoy, el mayor inepto de la Historia de España".
Otros ilustres que le perdieron todo por su torpeza fueron Artur Mas, Rodrigo Rato, Ruíz Gallardón, Jordi Pujol, Eduardo Zaplana, Rita Barberá, Perez Rubalcaba... La lista de torpones, ineptos y papafritas parece interminable en España, un país que está siendo destrozado por la ineptitud, la torpeza y la estupidez de sus políticos.
La plaga de los pendejos alcanza de lleno a todos los niveles de la política. Algunos pendejos ya están en la cárcel y hay miles guardando cola en los tribunales o sometidos a investigación. Una alcaldesa del PSOE arruina su carrera por haberse comprado una mansión en Punta Cana y hay miles de políticos incapaces de justificar la riqueza que estúpidamente exhiben. Son tan pendejos que ni siquiera guardan las formas.
Acierta el veterano periodista Luis María Anson, cuando afirma que el gran problema de la clase política española, más que la corrupción es la mediocridad. La política española está plagada de mediocres, pendejos, ineptos, torpes, carajotes, cenutrios, membrillos y otras especies tontas y variantes de la imbecilidad.
La independencia de Cataluña es también obra de pendejos, de políticos españoles que la alimentaron con su corrupción y estupidez. Hace cuarenta años, los independentistas catalanes cabían en un taxi, pero hoy, nutridos por torpes sin remedio como González, Aznar, Zapatero y Rajoy, está a punto de lograr la mayoría.
Francisco Rubiales
Comentarios: