Cartel italiano anti-políticos
Los demócratas españoles y los millones de descontentos, frustrados, damnificados, empobrecidos e indignados han probado la sangre de los grandes partidos políticos en las recientes elecciones europeas y quieren mas. En un país donde cada día hay mas ciudadanos con ganas de vengarse de los políticos y menos esclavos capaces de someterse a los partidos, la muerte de la actual casta política y de todos aquellos que han participado en la destrucción de España está garantizada.
Tuve la suerte de ser director de la oficina de la Agencia EFE en Roma, entre 1980 y 1983, lo que me permitió vivir desde la primera fila la agonía de aquellos grandes partidos políticos italianos (Democracia Cristiana, Partido Comunista y Partido Socialista) tan poderosos que parecían invencibles. Sin embargo, murieron porque el pueblo italiano les condenó a muerte y tuvieron que desaparecer.
En España pasará lo mismo porque los partidos políticos han llegado a ser tan arrogantes, engreídos y corruptos como los italianos y el pueblo ha llegado a hastiarse y a acumular tanto odio y rechazo como en aquella Italia convulsa de los años ochenta del pasado siglo.
Tuve la fortuna de que el presidente de la República Italiana, Sandro Pertini, aceptara una invitación a cenar en mi casa e invité a una decena de periodistas españoles acreditados en Roma para que disfrutaran conmigo de aquella cena informativa. Al viejo y sabio Pertini se le soltó la lengua, quizás porque se sentía a gusto, y nos dijo cosas escalofriantes, entre ellas que los partidos políticos son auténticas mafias a las que no les importa ni la democracia ni el bien del pueblo, sino únicamente el poder. A los españoles, que habíamos conquistado recientemente lo que creíamos que era una democracia, aquello nos sonaba a sacrilegio. Hoy, sin embargo, sabemos que aquella era una gran verdad.
Bastó con que algunos jueces valientes levantaran las alfombras para que el pueblo italiano "ejecutara" en la plaza pública a sus grandes partidos políticos y a la cúspide mafiosa y corrupta que los gobernaba.
En España, mas pronto que tarde ocurrirá lo mismo, aunque los partidos, cargados de arrogancia y estupidez, se empeñen en negarlo y en afirmar que todo se debe a la crisis. Los partidos españoles han cruzado la linea roja demasiadas veces y se han cargado de oprobio. Han adoptado comportamientos mafiosos, han legislado en beneficio propio, se han autoadjudicado sueldos, dietas, primas, exenciones y jubilaciones de lujo, han convivido suciamente con la corrupción, han violado y prostituido la democracia, han saqueado el dinero público, han cerrado miles de empresas, destruido millones de puestos de trabajo y esquilmado a muchos ciudadanos solo porque su codicia era irrefrenable, fueron incapaces de ser austeros en un país arruinado, han amparado y protegido a ladrones y sinvergüenzas en sus respectivos partidos, han despilfarrado, endeudado al país hasta la demencia y antepuesto, una y mil veces, el interés propio al bien común.
Todo esto ha indignado y enfurecido a millones de ciudadanos, que ya no soportan la arrogancia ni esos privilegios que disfrutan, como si no hubiera ocurrido nada, los miles de políticos fracasados que han enterrado la dignidad, el prestigio y la prosperidad de España.
La amenazante aparición de "Podemos" es un espejismo porque en Europa es imposible que se implante el chavismo bolivariano ni cualquier otra forma de estatalismo descerebrado. La futura política española, como ha ocurrido en Italia, volverá a ser dominada por partidos moderados y civilizados que ocupen los espacios del centro, de la derecha y de la izquierda, como los actuales PP y PSOE, pero tendrán que ser otros, con distintos nombres, con distintas personas y con otros comportamientos, mas democráticos, decentes y humanos, sin el espíritu depredador, la arrogancia, el abuso de poder y el gusto enfermizo por los privilegios y el dinero corrupto que ha convertido a los actuales partidos y a toda la casta en "enemigos" de los ciudadanos y de la nación.
Tuve la suerte de ser director de la oficina de la Agencia EFE en Roma, entre 1980 y 1983, lo que me permitió vivir desde la primera fila la agonía de aquellos grandes partidos políticos italianos (Democracia Cristiana, Partido Comunista y Partido Socialista) tan poderosos que parecían invencibles. Sin embargo, murieron porque el pueblo italiano les condenó a muerte y tuvieron que desaparecer.
En España pasará lo mismo porque los partidos políticos han llegado a ser tan arrogantes, engreídos y corruptos como los italianos y el pueblo ha llegado a hastiarse y a acumular tanto odio y rechazo como en aquella Italia convulsa de los años ochenta del pasado siglo.
Tuve la fortuna de que el presidente de la República Italiana, Sandro Pertini, aceptara una invitación a cenar en mi casa e invité a una decena de periodistas españoles acreditados en Roma para que disfrutaran conmigo de aquella cena informativa. Al viejo y sabio Pertini se le soltó la lengua, quizás porque se sentía a gusto, y nos dijo cosas escalofriantes, entre ellas que los partidos políticos son auténticas mafias a las que no les importa ni la democracia ni el bien del pueblo, sino únicamente el poder. A los españoles, que habíamos conquistado recientemente lo que creíamos que era una democracia, aquello nos sonaba a sacrilegio. Hoy, sin embargo, sabemos que aquella era una gran verdad.
Bastó con que algunos jueces valientes levantaran las alfombras para que el pueblo italiano "ejecutara" en la plaza pública a sus grandes partidos políticos y a la cúspide mafiosa y corrupta que los gobernaba.
En España, mas pronto que tarde ocurrirá lo mismo, aunque los partidos, cargados de arrogancia y estupidez, se empeñen en negarlo y en afirmar que todo se debe a la crisis. Los partidos españoles han cruzado la linea roja demasiadas veces y se han cargado de oprobio. Han adoptado comportamientos mafiosos, han legislado en beneficio propio, se han autoadjudicado sueldos, dietas, primas, exenciones y jubilaciones de lujo, han convivido suciamente con la corrupción, han violado y prostituido la democracia, han saqueado el dinero público, han cerrado miles de empresas, destruido millones de puestos de trabajo y esquilmado a muchos ciudadanos solo porque su codicia era irrefrenable, fueron incapaces de ser austeros en un país arruinado, han amparado y protegido a ladrones y sinvergüenzas en sus respectivos partidos, han despilfarrado, endeudado al país hasta la demencia y antepuesto, una y mil veces, el interés propio al bien común.
Todo esto ha indignado y enfurecido a millones de ciudadanos, que ya no soportan la arrogancia ni esos privilegios que disfrutan, como si no hubiera ocurrido nada, los miles de políticos fracasados que han enterrado la dignidad, el prestigio y la prosperidad de España.
La amenazante aparición de "Podemos" es un espejismo porque en Europa es imposible que se implante el chavismo bolivariano ni cualquier otra forma de estatalismo descerebrado. La futura política española, como ha ocurrido en Italia, volverá a ser dominada por partidos moderados y civilizados que ocupen los espacios del centro, de la derecha y de la izquierda, como los actuales PP y PSOE, pero tendrán que ser otros, con distintos nombres, con distintas personas y con otros comportamientos, mas democráticos, decentes y humanos, sin el espíritu depredador, la arrogancia, el abuso de poder y el gusto enfermizo por los privilegios y el dinero corrupto que ha convertido a los actuales partidos y a toda la casta en "enemigos" de los ciudadanos y de la nación.
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