Decía Tomás Jefferson, uno de los más grandes y limpios demócratas de la Historia, que algunos partidos políticos, por haber traspasado la linea roja al anteponer sus intereses al bien común, están definitivamente perdidos para la democracia y son irrecuperables.
¿Es el PSOE uno de esos partidos perdidos para la democracia? Muchos creen que sí porque ese partido ha traspasado casi todas las líneas rojas en su historia reciente y parece ya incapaz de regenerarse.
El primer síntoma de que el PSOE es un partido sin remisión es su incapacidad para analizar correctamente la realidad y para adoptar las medidas adecuadas. Tras su profunda derrota electoral del 22 de noviembre último, no fue capaz de asumir error alguno importante como causante de su derrota, que achacó exclusivamente a los estragos causados por la crisis. El segundo síntoma de su deterioro sin retorno es su adicción a la mentira. Prueba de ello es que Carme Chacón,candidata a secretaria general, furiosa nacionalista en el pasado, se presenta ahora, hipócritamente, como hija de andaluces, sin otro objetivo que ganar adicciones en la poderosa federación socialista andaluza. Rubalcaba, por su parte, se presenta ante los socialistas como si él no hubiera sido responsable de los errores y dramas del "zapaterismo",cuando fue el principal colaborador y cómplice de Zapatero.
Pero hay muchos más "indicios" del inmenso deterioro socialista, el principal de los cuales quizás sea que el partido sigue cobijando en sus filas a corruptos, despilfarradores y a políticos que, con su gestión, han arruinado y casi destruido a España, como el manchego Barreda, que aparece todavía como miembro destacado del partido, el andaluz Griñán, cuya culpabilidad en los falsos EREs es ineludible, Pepiño Blanco, que será procesado por delitos muy graves. todos relacionados con la corrupción, y un larguísimo etcétera que demuestra que el PSOE ya no distingue entre corrupción y limpieza o entre democracia y sucia oligocracia.
Citemos un ejemplo concreto que demuestra el grado de miseria y vileza alcanzado por el PSOE es su comportamiento habitual: El PSOE boicoteó la celebración de la reciente final de la Copa Davis en Sevilla sólo porque la ciudad está en manos de un alcalde del PP. Esa facilidad para anteponer los intereses propios al bien común parece confirmar que el PSOE es ya uno de esos partidos irrecuperables descritos por Jefferson.
La única posibilidad que el PSOE tiene para renacer es condenar sin paliativos su pasado reciente, desde la corrupción y el terrorismo de Estado del "felipismo" hasta la arrogancia y la persistencia en el error y la corrupción pilotadas por Zapatero. Sólo cuando condene ese pasado y a sus artífices, asumiendo que violó la democracia en sus reglas básicas, sólo entonces, el PSOE podrá presentarse ante los españoles sin el terrible lastre que hoy arrastra como un partido apestado.
Conviene recordar que los demócratas, en la etapa inicial de la democracia, rechazaban a los partidos políticos con todas sus fuerzas y les cerraban las puertas del sistema porque creían que los partidos jamás podrían servir a los ciudadanos con honradez y prioridad. Los revolucionarios franceses y los fundadores de los Estados Unidos fueron inflexibles enemigos de los partidos políticos, a los que condenaron sin prudencia y con profunda honradez intelectual.
Los partidos sólo consiguieron entrar en el sistema gracias al apoyo de Alemania y sus teóricos, que los consideraron como instrumentos de orden, sin dejar nunca de recelar frente a ellos. Una vez admitidos, los partidos, cumpliendo las peores previsiones de los pensadores y fundadores de la democracia, se olvidaron del ciudadano, se adueñaron del Estado y suprimieron casi todos los controles al poder, que habían sido concebidos como la esencia ineludible del sistema democrático.
Hoy, la mayoría de los ciudadanos del mundo, se sienten rehenes de los partidos políticos, más que servidos por esas organizaciones, que han sido contaminadas y pervertidas por la arrogancia, el verticalismo, la falta de verdad, la manipulación, el egoísmo, la avaricia, la corrupción en todas sus facetas y, en algunos casos, por comportamientos mafiosos y delictivos.
¿Es el PSOE uno de esos partidos perdidos para la democracia? Muchos creen que sí porque ese partido ha traspasado casi todas las líneas rojas en su historia reciente y parece ya incapaz de regenerarse.
El primer síntoma de que el PSOE es un partido sin remisión es su incapacidad para analizar correctamente la realidad y para adoptar las medidas adecuadas. Tras su profunda derrota electoral del 22 de noviembre último, no fue capaz de asumir error alguno importante como causante de su derrota, que achacó exclusivamente a los estragos causados por la crisis. El segundo síntoma de su deterioro sin retorno es su adicción a la mentira. Prueba de ello es que Carme Chacón,candidata a secretaria general, furiosa nacionalista en el pasado, se presenta ahora, hipócritamente, como hija de andaluces, sin otro objetivo que ganar adicciones en la poderosa federación socialista andaluza. Rubalcaba, por su parte, se presenta ante los socialistas como si él no hubiera sido responsable de los errores y dramas del "zapaterismo",cuando fue el principal colaborador y cómplice de Zapatero.
Pero hay muchos más "indicios" del inmenso deterioro socialista, el principal de los cuales quizás sea que el partido sigue cobijando en sus filas a corruptos, despilfarradores y a políticos que, con su gestión, han arruinado y casi destruido a España, como el manchego Barreda, que aparece todavía como miembro destacado del partido, el andaluz Griñán, cuya culpabilidad en los falsos EREs es ineludible, Pepiño Blanco, que será procesado por delitos muy graves. todos relacionados con la corrupción, y un larguísimo etcétera que demuestra que el PSOE ya no distingue entre corrupción y limpieza o entre democracia y sucia oligocracia.
Citemos un ejemplo concreto que demuestra el grado de miseria y vileza alcanzado por el PSOE es su comportamiento habitual: El PSOE boicoteó la celebración de la reciente final de la Copa Davis en Sevilla sólo porque la ciudad está en manos de un alcalde del PP. Esa facilidad para anteponer los intereses propios al bien común parece confirmar que el PSOE es ya uno de esos partidos irrecuperables descritos por Jefferson.
La única posibilidad que el PSOE tiene para renacer es condenar sin paliativos su pasado reciente, desde la corrupción y el terrorismo de Estado del "felipismo" hasta la arrogancia y la persistencia en el error y la corrupción pilotadas por Zapatero. Sólo cuando condene ese pasado y a sus artífices, asumiendo que violó la democracia en sus reglas básicas, sólo entonces, el PSOE podrá presentarse ante los españoles sin el terrible lastre que hoy arrastra como un partido apestado.
Conviene recordar que los demócratas, en la etapa inicial de la democracia, rechazaban a los partidos políticos con todas sus fuerzas y les cerraban las puertas del sistema porque creían que los partidos jamás podrían servir a los ciudadanos con honradez y prioridad. Los revolucionarios franceses y los fundadores de los Estados Unidos fueron inflexibles enemigos de los partidos políticos, a los que condenaron sin prudencia y con profunda honradez intelectual.
Los partidos sólo consiguieron entrar en el sistema gracias al apoyo de Alemania y sus teóricos, que los consideraron como instrumentos de orden, sin dejar nunca de recelar frente a ellos. Una vez admitidos, los partidos, cumpliendo las peores previsiones de los pensadores y fundadores de la democracia, se olvidaron del ciudadano, se adueñaron del Estado y suprimieron casi todos los controles al poder, que habían sido concebidos como la esencia ineludible del sistema democrático.
Hoy, la mayoría de los ciudadanos del mundo, se sienten rehenes de los partidos políticos, más que servidos por esas organizaciones, que han sido contaminadas y pervertidas por la arrogancia, el verticalismo, la falta de verdad, la manipulación, el egoísmo, la avaricia, la corrupción en todas sus facetas y, en algunos casos, por comportamientos mafiosos y delictivos.
Comentarios: