Los españoles son los ciudadanos de Europa que pagan, proporcionalmente, más impuestos. También son uno de los pueblos más esquilmados de todo el mundo por los impuestos. La sensación que se vive en España, después de las fuertes subidas fiscales decretadas por el gobierno de Rajoy, es de auténtica asfixia. Muchos ciudadanos se sienten agredidos por el gobierno, mientras crece el odio a los políticos, el desprecio a la misma democracia y la voluntad de utilizar todos los trucos y vericuetos para defraudar a un fisco, considerado como injusto y abusivo por gran parte de la ciudadanía.
Un informe del Instituto Juan de Mariana, según el cual los españoles pagan más impuestos, incluso, que los alemanes y los noruegos, a pesar de que cobran salarios muy inferiores y reciben peores servicios del Estado, concluye que Rajoy se equivocó gravemente subiendo los impuestos, una medida contraria a lo que había prometido en su programa electoral y que le ha hecho perder muchos apoyos.
Los populares andaluces están muy preocupados por la pérdida de apoyos que ha causado la subida de impuestos y empiezan a temer, incluso, que esa insoportable e injusta presión fiscal, junto con las mentiras y la imagen de corrupción que está adquiriendo el Partido Popular, les impida la esperada victoria en las próximas elecciones.
Internet está que arde con la subida de impuestos de Rajoy y la protesta, contrariamente a lo que se esperaba, no decae, lo que empieza a preocupar seriamente a los populares, que ven como les está causando un desgaste muy superior al que esperaban. La red está llena de argumentos en contra de la subida, el principal de los cuales, repetido cientos de miles de veces, hasta que ha prendido y se ha afianzado en la conciencia colectiva, es que antes de subir los impuestos a los ya esquilmados ciudadanos, Rajoy debería haber suprimido las subvenciones a los odiados partidos políticos, sindicatos y organizaciones patronales, además de cerrar miles de empresas públicas inútiles y de instituciones duplicadas, que únicamente sirven para colocar a amigos y familiares de políticos con sueldos públicos.
Muchos pensamos, con toda la razón democrática de nuestra parte, que subir los impuestos hasta niveles de confiscación, antes que desmontar los privilegios de los políticos y de eliminar las subvenciones a los partidos políticos y todo lo superfluo del Estado, es una auténtica canallada que merece toda la resistencia cívica y la rebeldía ciudadana.
En algunos ambientes del PP se pide al gobierno que reconsidere la decisión y que, si es posible que baje algunos impuestos inmediatamente, utilizando como excusa que la situación económica ha mejorado o que el precio que se está pagando por la deuda ha bajado lo suficiente para mirar el horizonte con más optimismo.
Desde luego, carece de sentido y resulta un verdadero abuso que los españoles, que cobran salarios relativamente bajos y que reciben del Estado servicios públicos de baja calidad sean uno de los pueblos que más impuestos pagan en el mundo.
Esquilmar y aplastar así al ciudadano es una responsabilidad del PP que pesará sobre su futuro como una losa de plomo y que está marcando, de partida y negativamente, toda su gestión de gobierno. Resulta políticamente ridículo e incomprensible que una gestión de la crisis que está siendo correcta y unas medidas en favor de la regeneración que podrían generar ilusión queden neutralizadas por la innecesaria estupidez de meter la mano en la cartera de los ciudadanos sin respeto y sin razón, abrigándoles a trabajar más de seis meses para el Estado, empobreciéndolos, decepcionándolos, alimentando su ya profundo rechazo a la clase política y convenciéndolos de que el PP, a la postre, es igual que el PSOE.
Un informe del Instituto Juan de Mariana, según el cual los españoles pagan más impuestos, incluso, que los alemanes y los noruegos, a pesar de que cobran salarios muy inferiores y reciben peores servicios del Estado, concluye que Rajoy se equivocó gravemente subiendo los impuestos, una medida contraria a lo que había prometido en su programa electoral y que le ha hecho perder muchos apoyos.
Los populares andaluces están muy preocupados por la pérdida de apoyos que ha causado la subida de impuestos y empiezan a temer, incluso, que esa insoportable e injusta presión fiscal, junto con las mentiras y la imagen de corrupción que está adquiriendo el Partido Popular, les impida la esperada victoria en las próximas elecciones.
Internet está que arde con la subida de impuestos de Rajoy y la protesta, contrariamente a lo que se esperaba, no decae, lo que empieza a preocupar seriamente a los populares, que ven como les está causando un desgaste muy superior al que esperaban. La red está llena de argumentos en contra de la subida, el principal de los cuales, repetido cientos de miles de veces, hasta que ha prendido y se ha afianzado en la conciencia colectiva, es que antes de subir los impuestos a los ya esquilmados ciudadanos, Rajoy debería haber suprimido las subvenciones a los odiados partidos políticos, sindicatos y organizaciones patronales, además de cerrar miles de empresas públicas inútiles y de instituciones duplicadas, que únicamente sirven para colocar a amigos y familiares de políticos con sueldos públicos.
Muchos pensamos, con toda la razón democrática de nuestra parte, que subir los impuestos hasta niveles de confiscación, antes que desmontar los privilegios de los políticos y de eliminar las subvenciones a los partidos políticos y todo lo superfluo del Estado, es una auténtica canallada que merece toda la resistencia cívica y la rebeldía ciudadana.
En algunos ambientes del PP se pide al gobierno que reconsidere la decisión y que, si es posible que baje algunos impuestos inmediatamente, utilizando como excusa que la situación económica ha mejorado o que el precio que se está pagando por la deuda ha bajado lo suficiente para mirar el horizonte con más optimismo.
Desde luego, carece de sentido y resulta un verdadero abuso que los españoles, que cobran salarios relativamente bajos y que reciben del Estado servicios públicos de baja calidad sean uno de los pueblos que más impuestos pagan en el mundo.
Esquilmar y aplastar así al ciudadano es una responsabilidad del PP que pesará sobre su futuro como una losa de plomo y que está marcando, de partida y negativamente, toda su gestión de gobierno. Resulta políticamente ridículo e incomprensible que una gestión de la crisis que está siendo correcta y unas medidas en favor de la regeneración que podrían generar ilusión queden neutralizadas por la innecesaria estupidez de meter la mano en la cartera de los ciudadanos sin respeto y sin razón, abrigándoles a trabajar más de seis meses para el Estado, empobreciéndolos, decepcionándolos, alimentando su ya profundo rechazo a la clase política y convenciéndolos de que el PP, a la postre, es igual que el PSOE.
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