Sin dejar de apoyar el Voto en Blanco, el voto nulo con reproche al poder y la abstención activa, tres formas de protesta de amplia tradición democrática, este blog democrático de combate recomienda para las elecciones europeas de hoy, 25 de mayo de 2014, el voto a partidos pequeños, todavía no contaminados, para desmontar el nefasto bipartidismo que atenaza a España y castigar a los partidos políticos que son culpables del desastre de España, entre los que destacan el PSOE, el PP, IU y los nacionalistas vascos y catalanes.
Ante la dramática situación de España, un país donde la clase dirigente se ha podrido y está enfrentada a sus propios ciudadanos, gran parte de los cuales desprecian y rechazan a los políticos y a sus partidos, la prioridad absoluta es debilitar el bipartidismo y castigar al mismo tiempo a los partidos con presencia parlamentaria que han sido culpables del deterioro de España y de la entrega del país a la corrupción, la injusticia, el abuso de poder y otras iniquidades que convierten a España mas en un vertedero que en una nación democrática y digna.
Las elecciones europeas de hoy verán como crecen de manera exponencial la abstención, el voto en blanco y el voto nulo, pero esas protestas, dignas y democráticas, no tendrán un efecto contundente en una clase política que se ha abonada al descaro y que carece de la suficiente decencia como para sentirse desautorizada por el rechazo ciudadano. Ante la abstención dirán que existe desidia y desinterés por la política; ante el voto nulo con reproche dirá que es producto de resentidos y marginados y frente al voto en blanco dirán que su porcentaje es pequeño frente a la marea de votos útiles al sistema.
La gran pregunta que flota en el ambiente y obsesiona a los demócratas españoles es: ¿estamos bien representados por quienes dicen que nos representan?. Respuesta es, obviamente, que no, que los que nos representan se han apropiado del Estrado y desvinculado de los que dicen representar, que ya no somos libres e iguales y que las relaciones sociales y de poder no se establecen de acuerdo con las reglas de la democracia, sino que se someten a los intereses de unos políticos que se han convertido en usurpadores de la ortodoxia cívica y en verdugos de la democracia.
Castigar a esos energúmenos y dictadores camuflados es un deber sagrado para todo demócrata español hoy.
La clase política española no tiene la dignidad suficiente para sentir el rechazo de los ciudadanos que representan la abstención masiva y una marea de votos nulos y blancos en las urnas y se siente impune frente a esas protestas, pero si es vulnerable ante el voto ciudadano a formaciones nuevas y no contaminadas que, al obtener representación, aportarán sangre e ideas nuevas y, sobre todo, mermarán el poder de los grandes partidos, rediciendo sus escaños y haciéndoles sentir que los ciudadanos tienen el poder, al menos cuando se abren las urnas.
España está inmersa en una situación de deterioro político, económico y moral de tal envergadura que requiere terapias muy duras para conseguir regenerarse y toda regeneración parte de la necesidad de expulsar antes del poder a los partidos que han desprestigiado a España en el mundo y que ha perdido la capacidad de gobernar, que anteponen, una y otra vez, sus propios intereses al bien común y que han demostrado su tendencia a generar corrupción, ruina, injusticia, abuso de poder y otras muchas lacras y dramas en las tierras de España.
Ante la dramática situación de España, un país donde la clase dirigente se ha podrido y está enfrentada a sus propios ciudadanos, gran parte de los cuales desprecian y rechazan a los políticos y a sus partidos, la prioridad absoluta es debilitar el bipartidismo y castigar al mismo tiempo a los partidos con presencia parlamentaria que han sido culpables del deterioro de España y de la entrega del país a la corrupción, la injusticia, el abuso de poder y otras iniquidades que convierten a España mas en un vertedero que en una nación democrática y digna.
Las elecciones europeas de hoy verán como crecen de manera exponencial la abstención, el voto en blanco y el voto nulo, pero esas protestas, dignas y democráticas, no tendrán un efecto contundente en una clase política que se ha abonada al descaro y que carece de la suficiente decencia como para sentirse desautorizada por el rechazo ciudadano. Ante la abstención dirán que existe desidia y desinterés por la política; ante el voto nulo con reproche dirá que es producto de resentidos y marginados y frente al voto en blanco dirán que su porcentaje es pequeño frente a la marea de votos útiles al sistema.
La gran pregunta que flota en el ambiente y obsesiona a los demócratas españoles es: ¿estamos bien representados por quienes dicen que nos representan?. Respuesta es, obviamente, que no, que los que nos representan se han apropiado del Estrado y desvinculado de los que dicen representar, que ya no somos libres e iguales y que las relaciones sociales y de poder no se establecen de acuerdo con las reglas de la democracia, sino que se someten a los intereses de unos políticos que se han convertido en usurpadores de la ortodoxia cívica y en verdugos de la democracia.
Castigar a esos energúmenos y dictadores camuflados es un deber sagrado para todo demócrata español hoy.
La clase política española no tiene la dignidad suficiente para sentir el rechazo de los ciudadanos que representan la abstención masiva y una marea de votos nulos y blancos en las urnas y se siente impune frente a esas protestas, pero si es vulnerable ante el voto ciudadano a formaciones nuevas y no contaminadas que, al obtener representación, aportarán sangre e ideas nuevas y, sobre todo, mermarán el poder de los grandes partidos, rediciendo sus escaños y haciéndoles sentir que los ciudadanos tienen el poder, al menos cuando se abren las urnas.
España está inmersa en una situación de deterioro político, económico y moral de tal envergadura que requiere terapias muy duras para conseguir regenerarse y toda regeneración parte de la necesidad de expulsar antes del poder a los partidos que han desprestigiado a España en el mundo y que ha perdido la capacidad de gobernar, que anteponen, una y otra vez, sus propios intereses al bien común y que han demostrado su tendencia a generar corrupción, ruina, injusticia, abuso de poder y otras muchas lacras y dramas en las tierras de España.
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