España es el primer país de Europa que necesita mas un rescate ético que un rescate económico. En lugar de enviar ríos de dinero a España, Bruselas debería enviar brigadas internacionales encargadas de adecentar la política eliminar la corrupción y rescatar al esclavizado pueblo de España, unas brigadas integradas por personas éticas capaces de tomar decisiones independientes y justas, al margen de los corrompidos partidos políticos, por periodistas independientes, capaces de decir la verdad y por jueces justos con poderes especiales, que sean capaces de hacer lo que la Justicia española no ha hecho, encarcelar a miles de sinvergüenzas y canallas que han robado, arruinado el país y corrompido la vida política hasta extremos inéditos.
Esas medidas, mas que seguir arrojando dinero a un pozo de lodo en cuya base están agazapados los ladrones, acabarían con la crisis de España y colocarían de nuevo a la desmoralizada y desesperada sociedad española en la senda del orgullo, el crecimiento y el empuje.
Si a España se la libera de su clase política parásita y depravada y a su monstruoso e incosteable Estado se le otorga la dimensión racional que le corresponde, el país, libre ya del terrible lastre putrefacto que le impide avanzar, tiene grandes opciones de salir adelante y volver a ser un pueblo ilusionado, luchador y democrático.
Salvar a España de la pocilga política creada por sus partidos, desde el PP y el PSOE a IU y los nacionalistas extremos, muchos de los cuales se alimentan del odio a España, debería ser la primera prioridad de una Europa que debería recordar que la Unión Europea fue creada para defender la paz, la democracia y la justicia y para liberar a sus pueblos de gobiernos predadores y crueles como el de Hitler en el pasado, generador de enormes sufrimientos y violencia.
La prioridad otorgada por Bruselas a la economía es una desviación de las doctrinas originales y una servidumbre al mercado. En los documentos fundacionales queda claro que el espíritu europeo era una apuesta por la unidad para erradicar gobiernos opresores y para impedir situaciones generadoras de violencia, como la que se está gestando en España, dentro de un pueblo que está aprendiendo a odiar a sus representantes políticos, al que se le han subido 30 veces los impuestos en los últimos 16 meses y que ha tenido que padecer, importente, la destrucción de buena parte de su tejido productivo, la estafa a millones de ciudadanos que han perdido sus ahorros estafados con las participaciones preferentes y el saqueo de sus cajas de ahorros y de buena parte de sus recursos públicos, canalladas perpetradas todas ellas por una clase política desalmada que antepone una y otra vez sus propios intereses al bien común y el interés de los ciudadanos.
El "rescate ético" de España crearía un precedente de gran valor y demostraría al mundo que en la civilización del siglo XXI no tienen sitio los opresores y los corruptos que incumplen sus promesas electorales, desmontan los controles y cautelas al poder, oprimen al ciudadano y se atrincheran en el poder y en la impunidad para su propio beneficio. Hay muchos pueblos oprimidos por sus gobernantes, víctimas de la indecencia política y del abuso de poder, que necesitan ser rescatados y liberados por los pueblos democráticos que han sabido construir un verdadero poder ciudadano, basado en valores y respeto a los derechos humanos.
Esas medidas, mas que seguir arrojando dinero a un pozo de lodo en cuya base están agazapados los ladrones, acabarían con la crisis de España y colocarían de nuevo a la desmoralizada y desesperada sociedad española en la senda del orgullo, el crecimiento y el empuje.
Si a España se la libera de su clase política parásita y depravada y a su monstruoso e incosteable Estado se le otorga la dimensión racional que le corresponde, el país, libre ya del terrible lastre putrefacto que le impide avanzar, tiene grandes opciones de salir adelante y volver a ser un pueblo ilusionado, luchador y democrático.
Salvar a España de la pocilga política creada por sus partidos, desde el PP y el PSOE a IU y los nacionalistas extremos, muchos de los cuales se alimentan del odio a España, debería ser la primera prioridad de una Europa que debería recordar que la Unión Europea fue creada para defender la paz, la democracia y la justicia y para liberar a sus pueblos de gobiernos predadores y crueles como el de Hitler en el pasado, generador de enormes sufrimientos y violencia.
La prioridad otorgada por Bruselas a la economía es una desviación de las doctrinas originales y una servidumbre al mercado. En los documentos fundacionales queda claro que el espíritu europeo era una apuesta por la unidad para erradicar gobiernos opresores y para impedir situaciones generadoras de violencia, como la que se está gestando en España, dentro de un pueblo que está aprendiendo a odiar a sus representantes políticos, al que se le han subido 30 veces los impuestos en los últimos 16 meses y que ha tenido que padecer, importente, la destrucción de buena parte de su tejido productivo, la estafa a millones de ciudadanos que han perdido sus ahorros estafados con las participaciones preferentes y el saqueo de sus cajas de ahorros y de buena parte de sus recursos públicos, canalladas perpetradas todas ellas por una clase política desalmada que antepone una y otra vez sus propios intereses al bien común y el interés de los ciudadanos.
El "rescate ético" de España crearía un precedente de gran valor y demostraría al mundo que en la civilización del siglo XXI no tienen sitio los opresores y los corruptos que incumplen sus promesas electorales, desmontan los controles y cautelas al poder, oprimen al ciudadano y se atrincheran en el poder y en la impunidad para su propio beneficio. Hay muchos pueblos oprimidos por sus gobernantes, víctimas de la indecencia política y del abuso de poder, que necesitan ser rescatados y liberados por los pueblos democráticos que han sabido construir un verdadero poder ciudadano, basado en valores y respeto a los derechos humanos.
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