El diario El Mundo publica hoy un informe que cuestiona el comportamiento ético del gobierno y del Ministerio del Interior en el caso de Marta Domínguez, atleta española que fue detenida con gran aparato mediático y acusada falsamente de distribuir sustancias dopantes. Si lo que publica hoy el diario sobre el acoso policial y maltrato a la atleta Marta Domínguez, militante del PP, es cierto, se confirmará en España la certeza de que estamos gobernados por gente insolvente y que el Ministerio del Interior es todo un peligro público.
Marta Domínguez fue detenida y acusada de distribuir sustancias dopantes con gran aparato mediático, pero el juez, posteriormente, ni siquiera encontró motivos para enjuiciarla. ¿Quién compensa a la atleta su sufrimiento y le devuelve su antigua imagen dañada?La injusticia contra Marta es todo un torpedo contra la decencia del Ministerio del Interior.
La juez archiva el cargo principal que pesaba sobre Marta Domínguez y tiene que llamar la atención al Consejo Superior de Deportes, organismo gubernamental, para que deje en paz a la atleta y cese en su persecución, mientras la prensa española, masivamente, se pregunta «¿Quién repara el honor de Marta Domínguez» (ABC) o "Quien va a reparar la imagen de Marta ahora" (Deia), por poner sólo dos ejemplos.
El caso de Marta Domínguez podría ser un fatal error del gobierno y de las fuerzas de seguridad, pero los antecedentes de acoso gubernamental al PP, el comportamiento de algunos fiscales del Estado y el sectarismo y la arbitrariedad que dominan la política oficial española permiten más bien sospechar que el gobierno socialista ha caído muy bajo en decencia y ética y que el Ministerio del Interior está en manos de gente con muy escasos escrúpulos éticos y democráticos.
Marta Domínguez fue detenida y acusada de distribuir sustancias dopantes con gran aparato mediático, pero el juez, posteriormente, ni siquiera encontró motivos para enjuiciarla. ¿Quién compensa a la atleta su sufrimiento y le devuelve su antigua imagen dañada?La injusticia contra Marta es todo un torpedo contra la decencia del Ministerio del Interior.
La juez archiva el cargo principal que pesaba sobre Marta Domínguez y tiene que llamar la atención al Consejo Superior de Deportes, organismo gubernamental, para que deje en paz a la atleta y cese en su persecución, mientras la prensa española, masivamente, se pregunta «¿Quién repara el honor de Marta Domínguez» (ABC) o "Quien va a reparar la imagen de Marta ahora" (Deia), por poner sólo dos ejemplos.
El caso de Marta Domínguez podría ser un fatal error del gobierno y de las fuerzas de seguridad, pero los antecedentes de acoso gubernamental al PP, el comportamiento de algunos fiscales del Estado y el sectarismo y la arbitrariedad que dominan la política oficial española permiten más bien sospechar que el gobierno socialista ha caído muy bajo en decencia y ética y que el Ministerio del Interior está en manos de gente con muy escasos escrúpulos éticos y democráticos.
Comentarios: