El mundo del fútbol ya no solo es el opio que distrae y embrutece al pueblo para evitar que descubra que vive desamparado, explotado y expoliado por los políticos, sino que también es ya un espacio privilegiado para la corrupción y el saqueo de dinero. Casos tan recientes como la petición de indulto para el presidente del Sevilla, José María del Nido, un delincuente de guante blanco, firmada por la mayoría de los presidentes de clubes de primera división, junto con el oscuro fichaje de Neymar, los negocios poco éticos en la cúspide del Real Betis, la indignante tolerancia de Hacienda con las deudas de los clubes españoles y otros muchos negocios oscuros y sucios están demostrando ante la opinión pública que el fútbol es ya uno de los grandes focos de corrupción y una eficaz fuente de infección de la ya gravemente enferma sociedad española.
En los clubes de fútbol es fácil sustraer dinero para metérselo en el bolsillo. Los fichajes van envueltos en dinero negro nunca declarado; se reparten comisiones entre intermediarios, directores deportivos, entrenadores y directivos; se falsean las cifras de asistencia a los estadios; se hacen negocios privados al amparo de los clubes; se compran y venden jugadores mirando más el interés de los que controlan el fútbol que de los equipos y aficionados; se pagan sueldos ocultos a periodistas corruptos, muy numerosos en el periodismo deportivo; se colocan a amigos y compinches en los clubes; se contratan como proveedores a empresas amigas y se cobran comisiones y contrapartidas ocultas.
El fútbol español lleva casi una década en la cúspide mundial, ganando campeonatos de Europa y del Mundo, mientras la liga española es considerada como una de las dos mejores del mundo y los dos clubes mas ricos del planeta son dos españoles, el Real Madrid y el Barcelona, pero esa época toca a su fin, destruida como tantos otras cosas buenas de España por la corrupción, la indecencia y el abuso de poder.
Los primeros síntomas de decadencia futbolística son ya visibles, aunque los aficionados y periodistas se nieguen a verlos. El principal de ellos es que, con excepción del Real Madrid y el Barcelona, los demás equipos no pueden retener a sus grandes figuras y terminan vendiéndolas en Gran Bretaña, Alemania o Italia, donde hay mas dinero fresco. Otro síntoma evidente es que los campos cada año están mas vacíos y la demanda de fútbol televisivo de pago se hunde en España.
Si Hacienda cumpliera con su deber y aplicara a los escandalosamente endeudados clubes de fútbol, el mismo celo que aplica a los simples ciudadanos o a las pequeñas y medianas empresas, el fútbol entraría inmediatamente en una crisis tan aguda que obligaría a rediseñar el campeonato de liga y hasta la organización de la Liga de Fútbol Profesional. La suerte de los clubes es que los políticos españoles son tan cobardes e inmorales que se niegan a cumplir con su deber exigiendo a los clubes el pago de sus impuestos y el cumplimiento riguroso de la misma ley.
Hasta ahora, la ley ha mirado hacia otro lado cada vez que se han "distraído" decenas de millones de euros en fichajes de jugadores que estaban envueltos en el mas opaco de los velos. También cerraba los ojos cuando los jugadores mas famosos hacían todo tipo de trampas para no pagar todo el dinero debido a la Hacienda pública. Los políticos, miserables, preferían cerrar los ojos antes de perder popularidad y votos aplicando la ley a los ídolos de la afición.
Pero la crisis está cambiando el panorama, no porque los políticos se estén volviendo honrados, sino porque la opinión pública se ha hecho mas exigente y los ciudadanos asfixiados por recortes, impuestos y pobreza, exigen que la ley sea igual para todos y que Hacienda sea honrada e igualitaria en su actuación profesional.
No hay incremento de la decencia, sino simple miedo en la clase política. Pero "algo es algo" y por lo menos estamos consiguiendo que el fútbol deje de ser impune y se adecente un poco.
En los clubes de fútbol es fácil sustraer dinero para metérselo en el bolsillo. Los fichajes van envueltos en dinero negro nunca declarado; se reparten comisiones entre intermediarios, directores deportivos, entrenadores y directivos; se falsean las cifras de asistencia a los estadios; se hacen negocios privados al amparo de los clubes; se compran y venden jugadores mirando más el interés de los que controlan el fútbol que de los equipos y aficionados; se pagan sueldos ocultos a periodistas corruptos, muy numerosos en el periodismo deportivo; se colocan a amigos y compinches en los clubes; se contratan como proveedores a empresas amigas y se cobran comisiones y contrapartidas ocultas.
El fútbol español lleva casi una década en la cúspide mundial, ganando campeonatos de Europa y del Mundo, mientras la liga española es considerada como una de las dos mejores del mundo y los dos clubes mas ricos del planeta son dos españoles, el Real Madrid y el Barcelona, pero esa época toca a su fin, destruida como tantos otras cosas buenas de España por la corrupción, la indecencia y el abuso de poder.
Los primeros síntomas de decadencia futbolística son ya visibles, aunque los aficionados y periodistas se nieguen a verlos. El principal de ellos es que, con excepción del Real Madrid y el Barcelona, los demás equipos no pueden retener a sus grandes figuras y terminan vendiéndolas en Gran Bretaña, Alemania o Italia, donde hay mas dinero fresco. Otro síntoma evidente es que los campos cada año están mas vacíos y la demanda de fútbol televisivo de pago se hunde en España.
Si Hacienda cumpliera con su deber y aplicara a los escandalosamente endeudados clubes de fútbol, el mismo celo que aplica a los simples ciudadanos o a las pequeñas y medianas empresas, el fútbol entraría inmediatamente en una crisis tan aguda que obligaría a rediseñar el campeonato de liga y hasta la organización de la Liga de Fútbol Profesional. La suerte de los clubes es que los políticos españoles son tan cobardes e inmorales que se niegan a cumplir con su deber exigiendo a los clubes el pago de sus impuestos y el cumplimiento riguroso de la misma ley.
Hasta ahora, la ley ha mirado hacia otro lado cada vez que se han "distraído" decenas de millones de euros en fichajes de jugadores que estaban envueltos en el mas opaco de los velos. También cerraba los ojos cuando los jugadores mas famosos hacían todo tipo de trampas para no pagar todo el dinero debido a la Hacienda pública. Los políticos, miserables, preferían cerrar los ojos antes de perder popularidad y votos aplicando la ley a los ídolos de la afición.
Pero la crisis está cambiando el panorama, no porque los políticos se estén volviendo honrados, sino porque la opinión pública se ha hecho mas exigente y los ciudadanos asfixiados por recortes, impuestos y pobreza, exigen que la ley sea igual para todos y que Hacienda sea honrada e igualitaria en su actuación profesional.
No hay incremento de la decencia, sino simple miedo en la clase política. Pero "algo es algo" y por lo menos estamos consiguiendo que el fútbol deje de ser impune y se adecente un poco.
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