El descrédito y hundimiento del PP y del PSOE es lógico y justo. El panorama que pinta el sondeo de Metroscopia que este 29 de julio de 2012 publica 'El País', es devastador para Mariano Rajoy. Solo la mitad de los que respaldaron al PP en noviembre de 2011 están dispuestos a repetir su voto. Esos resultados son la consecuencia lógica y justa de los abusos, fracasos, arbitrariedades, corrupciones y desmanes de los dos mayores partidos españoles, culpables directos de las actuales desgracias de España.
Si se analiza con serena imparcialidad el balance que pueden ofrecer los dos principales partidos políticos españoles, tanto el PP como el PSOE arroja resultados dramáticos, todo un suspenso mayúsculo como consecuencia de una cosecha casi interminable de daños a España, traiciones a sus ciudadanos y fracasos como gobernantes.
Si España es hoy el pordiosero de Europa, que ha necesitado un rescate disimulado pero real y masivo por parte de sus socios, es porque la izquerda y la derecha española han gobernado de manera pésima. Recibieron del franquismo un país entusiasta, cargado de energías y con una ingenua y poderosa fe en la democracia y el futuro, pero hoy, casi cuatro décadas después, España es una piltrafa política con un sistema que, aunque se autoproclama "democracia" es sólo una vulgar dictadura de partidos políticos, donde los políticos profesionales, divorciados de su pueblo, se han atrincherado, rechazados por una parte importante del pueblo y sin legitimidad democrática, en unas instituciones del Estado que carecen de aprecio y de prestigio.
El nacionalismo, que en 1978 era apenas un embrión animado por cuatro exaltados y algunos políticos ambiciosos, es hoy mayoría en el País Vasco y Cataluña, donde ha germinado el independentismo, después de detestables y sucios episodios de compadreo, compra de votos, capitulaciones, corupciones y pactos inconfesables entre políticos nacionalistas y los dos grandes partidos españoles.
Pero el balance se hace sobrecogedor cuando se analizan las estadisticas y los datos frios que emanan de las encuestas. España es el país que más rechaza y hasta odia a sus políticos en toda Europa. En ningún otro país europeo los políticos son considerados por el pueblo como el tercer problema más grave de la nación, sólo superado por el desempleo masivo, otra obra de los políticos, y por la crisis económica. Pero España no sólo es el país más políticamente frustrado de Europa, sino que ocupa lugares de cabeza en los rankings mundiales de trata de blancas, tráfico y consumo de drogas, baja calidad de la enseñanza, desempleo masivo, avance de la pobreza, blanqueo de dinero, tolerancia con las mafias, alcoholismo y un sinnúmero de lacras que convierten a la España que han forjado el PP y el PSOE, tras sucesivos gobiernos y alternancias en el poder, en una auténtica cloaca.
Ningún otro país de Europa ha elevado la mentira, como España, hasta el rango de política de gobierno. Ningún otro país de Europa ha gestionado peor su riqueza, ni ha despilfarrado tanto, ni ha apartado tanto a sus ciudadanos de los centros de decisión, nise ha burlado tan intensamente de la voluntad popular, ni ha violado con tanta intensidad todas y cada una de las reglas básicas de la democracia, desde la inexistencia de una ley igual para todos a la absuluta escasez de independencia y separación en los poderes básicos del Estado, sin olvidar la ocupación y estrangulamiento der la sociedad civil por parte de los partidos políticos y la inexistencia de los controles, cautelas y contrapesos que la democracia necesita para controlar el poder de los partidos y de los gobiernos.
Ningún otro país europeo es tan opaco como España ni ha culminado de manera tan alevosa y vil el asesinato de su democracia y sustitución por una sucia oligocracia de partidos, donde los políticos, sin controles y cargados de arrogancia, han construido un Estado monstruoso que no puede ser costeado por el erario público, con más politicos, familiares y amigos del poder colocados que Alemania, Francia y Gran Bretaña juntos.
Hay más de mil casos abiertos de corrupción contra los principales partidos políticos españoles, lo que significa que deben existir más de 20.000, ya que los expertos calculan que apenas llegan a investigarse el 5 por ciento de los casos reales. Hay miles de políticos españoles incapaces de explicar razonablemente sus cuantiosos patrimonios y es raro el empresario español que no ha sido "visitado" o "tocado" por comisionistas o recaudadores de los partidos políticos. Si se aplicara con rigor una autentica justicia democrática, los principales partidos políticos españoles tendrían que ser ilegalizados por haber acumulado casos y pruebas suficientes para ser tratados como asociaciones de malhechores.
España ha soportado en el poder, durante décadas, no sólo a la mas corrupta y desleal clase política del continente europeo, sino también a la más inepta y fracasada. Esa clase política, cargada de oprobio y despreciada por un número cada día mayor de ciudadanos, es la que ha saqueado las cajas de ahorro y buena parte del erario público, sin que todavía haya pedido perdón por sus fechorias ni haya devuelto el botín. Esa clase política es la que haconstruido trenes de alta velocidad sin pasajeros, aeropuertos sin aviones y carreteras por donde circulan apenas media docena de coches al dia, todo eso con dinero que han pedido prestado masivamente a unos mercados que ahora ya se niegan a entregar más dinero a una clase política española que sera estudiada y analizada en el futuro, en las escuelas de negocios y facultades de economía y ciencias políticas, como uno de los peores casos de degradación y fracaso político en lso tiempos actuales.
Los políticos, juntos con sus dos estamentos cómplices, los periodistas que les prenstan altavoces sumisos y sin capacidad crítica, y los juces, que no les aplican la ley y lesencarcelan, como debieran, son hoy las tres profesiones más desprestigiadas del país, cuando apenas hace tres décadas, en los comienzos de la mal llamada "democracia", eran las más respetadas y queridas por los ciudadanos.
Entre 1978 y 2012, España, de la mano de una de las peores clases políticas del mundo, ha recorrido un calvario plagado de corrupción, fracaso, abuso, ineptitud y arbitrariedad, que ha conducido a la naciónhasta el vertedero que hoy es, desprovista de valores, con la confianza en el futuro y en el poder públicos perdida y avanzando con paso firme hacia el desastre.
Si se analiza con serena imparcialidad el balance que pueden ofrecer los dos principales partidos políticos españoles, tanto el PP como el PSOE arroja resultados dramáticos, todo un suspenso mayúsculo como consecuencia de una cosecha casi interminable de daños a España, traiciones a sus ciudadanos y fracasos como gobernantes.
Si España es hoy el pordiosero de Europa, que ha necesitado un rescate disimulado pero real y masivo por parte de sus socios, es porque la izquerda y la derecha española han gobernado de manera pésima. Recibieron del franquismo un país entusiasta, cargado de energías y con una ingenua y poderosa fe en la democracia y el futuro, pero hoy, casi cuatro décadas después, España es una piltrafa política con un sistema que, aunque se autoproclama "democracia" es sólo una vulgar dictadura de partidos políticos, donde los políticos profesionales, divorciados de su pueblo, se han atrincherado, rechazados por una parte importante del pueblo y sin legitimidad democrática, en unas instituciones del Estado que carecen de aprecio y de prestigio.
El nacionalismo, que en 1978 era apenas un embrión animado por cuatro exaltados y algunos políticos ambiciosos, es hoy mayoría en el País Vasco y Cataluña, donde ha germinado el independentismo, después de detestables y sucios episodios de compadreo, compra de votos, capitulaciones, corupciones y pactos inconfesables entre políticos nacionalistas y los dos grandes partidos españoles.
Pero el balance se hace sobrecogedor cuando se analizan las estadisticas y los datos frios que emanan de las encuestas. España es el país que más rechaza y hasta odia a sus políticos en toda Europa. En ningún otro país europeo los políticos son considerados por el pueblo como el tercer problema más grave de la nación, sólo superado por el desempleo masivo, otra obra de los políticos, y por la crisis económica. Pero España no sólo es el país más políticamente frustrado de Europa, sino que ocupa lugares de cabeza en los rankings mundiales de trata de blancas, tráfico y consumo de drogas, baja calidad de la enseñanza, desempleo masivo, avance de la pobreza, blanqueo de dinero, tolerancia con las mafias, alcoholismo y un sinnúmero de lacras que convierten a la España que han forjado el PP y el PSOE, tras sucesivos gobiernos y alternancias en el poder, en una auténtica cloaca.
Ningún otro país de Europa ha elevado la mentira, como España, hasta el rango de política de gobierno. Ningún otro país de Europa ha gestionado peor su riqueza, ni ha despilfarrado tanto, ni ha apartado tanto a sus ciudadanos de los centros de decisión, nise ha burlado tan intensamente de la voluntad popular, ni ha violado con tanta intensidad todas y cada una de las reglas básicas de la democracia, desde la inexistencia de una ley igual para todos a la absuluta escasez de independencia y separación en los poderes básicos del Estado, sin olvidar la ocupación y estrangulamiento der la sociedad civil por parte de los partidos políticos y la inexistencia de los controles, cautelas y contrapesos que la democracia necesita para controlar el poder de los partidos y de los gobiernos.
Ningún otro país europeo es tan opaco como España ni ha culminado de manera tan alevosa y vil el asesinato de su democracia y sustitución por una sucia oligocracia de partidos, donde los políticos, sin controles y cargados de arrogancia, han construido un Estado monstruoso que no puede ser costeado por el erario público, con más politicos, familiares y amigos del poder colocados que Alemania, Francia y Gran Bretaña juntos.
Hay más de mil casos abiertos de corrupción contra los principales partidos políticos españoles, lo que significa que deben existir más de 20.000, ya que los expertos calculan que apenas llegan a investigarse el 5 por ciento de los casos reales. Hay miles de políticos españoles incapaces de explicar razonablemente sus cuantiosos patrimonios y es raro el empresario español que no ha sido "visitado" o "tocado" por comisionistas o recaudadores de los partidos políticos. Si se aplicara con rigor una autentica justicia democrática, los principales partidos políticos españoles tendrían que ser ilegalizados por haber acumulado casos y pruebas suficientes para ser tratados como asociaciones de malhechores.
España ha soportado en el poder, durante décadas, no sólo a la mas corrupta y desleal clase política del continente europeo, sino también a la más inepta y fracasada. Esa clase política, cargada de oprobio y despreciada por un número cada día mayor de ciudadanos, es la que ha saqueado las cajas de ahorro y buena parte del erario público, sin que todavía haya pedido perdón por sus fechorias ni haya devuelto el botín. Esa clase política es la que haconstruido trenes de alta velocidad sin pasajeros, aeropuertos sin aviones y carreteras por donde circulan apenas media docena de coches al dia, todo eso con dinero que han pedido prestado masivamente a unos mercados que ahora ya se niegan a entregar más dinero a una clase política española que sera estudiada y analizada en el futuro, en las escuelas de negocios y facultades de economía y ciencias políticas, como uno de los peores casos de degradación y fracaso político en lso tiempos actuales.
Los políticos, juntos con sus dos estamentos cómplices, los periodistas que les prenstan altavoces sumisos y sin capacidad crítica, y los juces, que no les aplican la ley y lesencarcelan, como debieran, son hoy las tres profesiones más desprestigiadas del país, cuando apenas hace tres décadas, en los comienzos de la mal llamada "democracia", eran las más respetadas y queridas por los ciudadanos.
Entre 1978 y 2012, España, de la mano de una de las peores clases políticas del mundo, ha recorrido un calvario plagado de corrupción, fracaso, abuso, ineptitud y arbitrariedad, que ha conducido a la naciónhasta el vertedero que hoy es, desprovista de valores, con la confianza en el futuro y en el poder públicos perdida y avanzando con paso firme hacia el desastre.
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