El fenómeno de la información en Internet y el extraordinario incremento de noticias, análisis y comentarios en las redes sociales, periódicos y blogs, en constante expansión, no deja de sorprender y de acaparar la atención de los gobiernos y de los poderes ocultos que pretenden dirigir los destinos de la humanidad desde las sombras.
Los gobiernos, los partidos y numerosos centros de analisis y think tanks que responden a los intereses del verdadero poder cada día dedican más recursos y personas a analizar los contenidos de la red, de los que extraen información valiosa, ideas, iniciativas y una imagen de alta resolución de la sociedad mundial, sus corrientes, ideas motrices, tendencias y hasta del rumbo de la Historia.
Internet fascinó primero a los espías, pero ahora fascina también a los gobiernos, a los partidos políticos y, sobre todo, al verdadero poder oculto, que invierte miles de millones de dólares en seguir el pulso del mundo a través del ciberespacio y sus redes.
Kris Alexander, oficial de la Marina de Estados Unidos, publicó a principios del siglo XXI un artículo titulado "We Need Spy Blogs" en el que reclamaba la utilización de los blogs para captar la información, muchas veces de gran valor, que circula dispersa por los millones de blogs que pueblan la blogosfera. Aquel artículo provocó un giro en los servicios de inteligencia y, desde entonces, el poder ha ordenado a sus peones y escuderos que ausculten el pulso del mundo a través de los contenidos de la red, de donde extraen no sólo información útil sobre terrorismo y disidencia, sino ideas brillantes para que las utilicen los políticos, iniciativas de interés, información desconocida y hasta un mapa detallado de los habitantes del planeta, cada uno con su una ficha donde constan sus aficiones, ideas, debilidades y fuerzas.
La idea de escrutar el mundo a través de Internet ha resultado brillante y rentable. Existen indicios suficientes para afirmar que los muchos miles de "lectores" y "analistas" al servicio de la CIA y de otras agencias de inteligencia del mundo llevan más de dos décadas monitoreando sistemáticamente el ciberespacio con resultados óptimos, ya que en ese mundo de extrema libertad circula información de primera clase, eso sí, mezclada con abundante basura, bulos, mentiras, invenciones, especulaciones y desinformación profesional y amateur.
Fue John Foster Dulles, nombrado Secretario de Estado norteamericano por el presidente Eisenhower en 1952, quién afirmó que por primera vez que buena parte de la información que buscan los espías de todo el mundo se encuentra escrita en los medios de prensa y que sólo había que saber buscarla y encontrarla. Aquella opinión se impuso en los activos servicios secretos de la Guerra Fría que, a partir de mediados de la década de los 60, comenzaron a reclutar masivamente a expertos en leer, rastrear y evaluar información en los libros medios de comunicación.
La película "Los tres días del cóndor", dirigida por Sydney Pollack y protagonizada por Robert Redford, retrata uno de esos centros de espionaje especializados en lecturas, a cargo de la CIA.
La experiencia, a juzgar por la proliferación de ese tipo de lectores-espías, ha tenido gran éxito, entre otras razones porque los periodistas, como me confesó una vez, en Panamá, un experto en inteligencia de la embajada de Estados Unidos, "soléis volcar sobre el papel apenas la mitad de lo que sabéis, pero dejáis en vuestra escritura pistas y rastros de gran valor sobre lo que habéis ocultado".
Internet es, al parecer, una mina, no sólo por la información que encierra, sino también por la capacidad que tiene de influir en los prescriptores y en abrir y orientar debates que, después, se convierten en noticias y en temas estelares. Esa es, precisamente, otra de las líneas que están explotando los servicios de inteligencia, muy interesados en utilizar la red también para desinformar y para conducir y orientar la agenda y los debates.
Las redes sociales han multiplicado los secretos en Internet. Ahora son cientos de millones los ciudadanos que vuelcan allí sus conocimientos, ideas y hasta anhelos y pequeños secretos. Miles de periodistas tienen sus propias páginas donde vuelcan muchos conocimientos que no se atreven a publicar en los medios de papel y cadenas de radio y televisión. Es ese un mundo tan libre e íntimo que invita a las confidencias, a las indiscreciones y a los análisis más osados. Esas características impulsa a la gente a contar los sentimientos y secretos que posee, generando una cosecha que el poder recolecta con verdadero provecho y entusiasmo.
Muchas veces, cuando una propuesta es lanzada por el poder a la sociedad, se trata de algo que ha nacido en Internet y que, al ser considerada de valor y prometedora, ha sido pulida, retocada, ampliada y lanzada a la opinión pública como si fuera una iniciativa gubernamental.
Por eso, cada vez que escribimos algo en la red, es conveniente pensar que "El poder te lee y te escucha"
Francisco Rubiales
Los gobiernos, los partidos y numerosos centros de analisis y think tanks que responden a los intereses del verdadero poder cada día dedican más recursos y personas a analizar los contenidos de la red, de los que extraen información valiosa, ideas, iniciativas y una imagen de alta resolución de la sociedad mundial, sus corrientes, ideas motrices, tendencias y hasta del rumbo de la Historia.
Internet fascinó primero a los espías, pero ahora fascina también a los gobiernos, a los partidos políticos y, sobre todo, al verdadero poder oculto, que invierte miles de millones de dólares en seguir el pulso del mundo a través del ciberespacio y sus redes.
Kris Alexander, oficial de la Marina de Estados Unidos, publicó a principios del siglo XXI un artículo titulado "We Need Spy Blogs" en el que reclamaba la utilización de los blogs para captar la información, muchas veces de gran valor, que circula dispersa por los millones de blogs que pueblan la blogosfera. Aquel artículo provocó un giro en los servicios de inteligencia y, desde entonces, el poder ha ordenado a sus peones y escuderos que ausculten el pulso del mundo a través de los contenidos de la red, de donde extraen no sólo información útil sobre terrorismo y disidencia, sino ideas brillantes para que las utilicen los políticos, iniciativas de interés, información desconocida y hasta un mapa detallado de los habitantes del planeta, cada uno con su una ficha donde constan sus aficiones, ideas, debilidades y fuerzas.
La idea de escrutar el mundo a través de Internet ha resultado brillante y rentable. Existen indicios suficientes para afirmar que los muchos miles de "lectores" y "analistas" al servicio de la CIA y de otras agencias de inteligencia del mundo llevan más de dos décadas monitoreando sistemáticamente el ciberespacio con resultados óptimos, ya que en ese mundo de extrema libertad circula información de primera clase, eso sí, mezclada con abundante basura, bulos, mentiras, invenciones, especulaciones y desinformación profesional y amateur.
Fue John Foster Dulles, nombrado Secretario de Estado norteamericano por el presidente Eisenhower en 1952, quién afirmó que por primera vez que buena parte de la información que buscan los espías de todo el mundo se encuentra escrita en los medios de prensa y que sólo había que saber buscarla y encontrarla. Aquella opinión se impuso en los activos servicios secretos de la Guerra Fría que, a partir de mediados de la década de los 60, comenzaron a reclutar masivamente a expertos en leer, rastrear y evaluar información en los libros medios de comunicación.
La película "Los tres días del cóndor", dirigida por Sydney Pollack y protagonizada por Robert Redford, retrata uno de esos centros de espionaje especializados en lecturas, a cargo de la CIA.
La experiencia, a juzgar por la proliferación de ese tipo de lectores-espías, ha tenido gran éxito, entre otras razones porque los periodistas, como me confesó una vez, en Panamá, un experto en inteligencia de la embajada de Estados Unidos, "soléis volcar sobre el papel apenas la mitad de lo que sabéis, pero dejáis en vuestra escritura pistas y rastros de gran valor sobre lo que habéis ocultado".
Internet es, al parecer, una mina, no sólo por la información que encierra, sino también por la capacidad que tiene de influir en los prescriptores y en abrir y orientar debates que, después, se convierten en noticias y en temas estelares. Esa es, precisamente, otra de las líneas que están explotando los servicios de inteligencia, muy interesados en utilizar la red también para desinformar y para conducir y orientar la agenda y los debates.
Las redes sociales han multiplicado los secretos en Internet. Ahora son cientos de millones los ciudadanos que vuelcan allí sus conocimientos, ideas y hasta anhelos y pequeños secretos. Miles de periodistas tienen sus propias páginas donde vuelcan muchos conocimientos que no se atreven a publicar en los medios de papel y cadenas de radio y televisión. Es ese un mundo tan libre e íntimo que invita a las confidencias, a las indiscreciones y a los análisis más osados. Esas características impulsa a la gente a contar los sentimientos y secretos que posee, generando una cosecha que el poder recolecta con verdadero provecho y entusiasmo.
Muchas veces, cuando una propuesta es lanzada por el poder a la sociedad, se trata de algo que ha nacido en Internet y que, al ser considerada de valor y prometedora, ha sido pulida, retocada, ampliada y lanzada a la opinión pública como si fuera una iniciativa gubernamental.
Por eso, cada vez que escribimos algo en la red, es conveniente pensar que "El poder te lee y te escucha"
Francisco Rubiales
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