España es un país que vive del turismo, el único gran motor que funciona en su economía. Pero la llegada del ébola y el miedo al contagio va a costar a España cientos o quizás miles de millones de euros, además de miles de puestos de trabajo, hundimiento de líneas aéreas y el cierre de muchos hoteles y restaurantes. Todo eso, en lugar de pagarlo los ineptos que trajeron a España a dos enfermos de ébola incurables y sin garantías de preservar a la población, lo pagarán los ciudadanos con mas impuestos, mas dolor y mas miseria.
El ébola puede ser para España un desastre sanitario y económico. Por lo pronto, la bolsa ha perdido en la última semana mas de un cuatro por ciento y se hundieron las acciones de la compañía aérea Iberia y de otras empresas vinculadas al turismo. El incipiente despegue de la economía española podría frenarse por culpa de esos ineptos que gobiernan el país sin que nadie tenga fuerza para pedirles cuenta de sus errores y hacerles pagar los estragos y dolores que causan a la nación y a la ciudadanía.
Pero si la enfermedad no pudiera ser controlada y se extiende, decenas de millones de turistas anularán sus vacaciones en España y el desastre será de magnitudes catastróficas. Los informen de expertos indican que el rosario de anulaciones de vuelos y reservas ya ha comenzado.
Y todo eso sin que haya dimitido nadie y sin que nadie haya reconocido culpa alguna por el fallo de los protocolos y por el contagio de una enfermera de Madrid que atendió a los dos sacerdotes infectados y que, para colmo de males, se movió con libertad, ya con síntomas de la enfermedad y con riesgo de haber propagado el virus a los cuatro vientos.
Los españoles padecemos un gobierno inepto e incapaz que figura ya entre los mas torpes y fracasados del planeta. Ese gobierno, presidido por Mariano Rajoy, del PP, en unión del que le precedió, el del socialista José Luis Rodríguez Zapatero, han causado a España mas daños que cien tifones y cincuenta sunamis juntos. Entre sus fechorías y estragos destacan la ruina económica, el nivel de desempleo mayor de Europa, el avance inexorable de la pobreza, la corrupción generalizada, la impotencia e incapacidad ante el independentismo catalán, el auge del independentismo en otras regiones españoles, el endeudamiento atroz del país, el despilfarro y otros muchos, como el actual del ébola, consecuencia de haber tomado decisiones erróneas y de haberse enfrentado a una enfermedad mortal sin preparación ni garantías suficientes.
La única vertiente buena del contagio español del ébola es que, junto con los interminables escándalos de corrupción y abuso de poder, demostrará hasta la saciedad, ante los ojos de los ciudadanos españoles y de la comunidad mundial, que España necesita urgentemente un cambio político profundo que elimine un sistema sin defensas frente a los políticos incapaces y corruptos y lo sustituya por una verdadera democracia donde los cargos públicos y representantes electos rindan cuentas a la ciudadanía, se sometan a la ley, antepongan el interés general a los intereses propios y de sus partidos y sean duramente castigados por sus desmanes y delitos.
El ébola puede ser para España un desastre sanitario y económico. Por lo pronto, la bolsa ha perdido en la última semana mas de un cuatro por ciento y se hundieron las acciones de la compañía aérea Iberia y de otras empresas vinculadas al turismo. El incipiente despegue de la economía española podría frenarse por culpa de esos ineptos que gobiernan el país sin que nadie tenga fuerza para pedirles cuenta de sus errores y hacerles pagar los estragos y dolores que causan a la nación y a la ciudadanía.
Pero si la enfermedad no pudiera ser controlada y se extiende, decenas de millones de turistas anularán sus vacaciones en España y el desastre será de magnitudes catastróficas. Los informen de expertos indican que el rosario de anulaciones de vuelos y reservas ya ha comenzado.
Y todo eso sin que haya dimitido nadie y sin que nadie haya reconocido culpa alguna por el fallo de los protocolos y por el contagio de una enfermera de Madrid que atendió a los dos sacerdotes infectados y que, para colmo de males, se movió con libertad, ya con síntomas de la enfermedad y con riesgo de haber propagado el virus a los cuatro vientos.
Los españoles padecemos un gobierno inepto e incapaz que figura ya entre los mas torpes y fracasados del planeta. Ese gobierno, presidido por Mariano Rajoy, del PP, en unión del que le precedió, el del socialista José Luis Rodríguez Zapatero, han causado a España mas daños que cien tifones y cincuenta sunamis juntos. Entre sus fechorías y estragos destacan la ruina económica, el nivel de desempleo mayor de Europa, el avance inexorable de la pobreza, la corrupción generalizada, la impotencia e incapacidad ante el independentismo catalán, el auge del independentismo en otras regiones españoles, el endeudamiento atroz del país, el despilfarro y otros muchos, como el actual del ébola, consecuencia de haber tomado decisiones erróneas y de haberse enfrentado a una enfermedad mortal sin preparación ni garantías suficientes.
La única vertiente buena del contagio español del ébola es que, junto con los interminables escándalos de corrupción y abuso de poder, demostrará hasta la saciedad, ante los ojos de los ciudadanos españoles y de la comunidad mundial, que España necesita urgentemente un cambio político profundo que elimine un sistema sin defensas frente a los políticos incapaces y corruptos y lo sustituya por una verdadera democracia donde los cargos públicos y representantes electos rindan cuentas a la ciudadanía, se sometan a la ley, antepongan el interés general a los intereses propios y de sus partidos y sean duramente castigados por sus desmanes y delitos.
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