Rajoy y los suyos han respondido al grito de alerta de Aznar con la vieja teoría de que la ropa sucia debe lavarse en casa y no a la vista de todos, reflejando así que el Partido Popular sufre un déficit democrático notable y el miedo que esa formación de derecha tiene al protagonismo del ciudadano en política, la transparencia y a la verdad, tres rasgos genuinos y fundamentales de la democracia auténtica.
El miedo es mayor en las filas del PP porque su gran argumento, quizás el único convincente, que es el del crecimiento económico de España bajo su gobierno, parece que se está desacelerando en los últimos meses, lo que podría debilitar seriamente sus opciones electorales.
La alerta de Aznar, que habla del "quinto aviso" al PP, se refiere a que Ciudadanos, con su crecimiento constante, se está convirtiendo en el partido hegemónico en el centro derecha y que si esa tendencia se mantiene, la caída del PP podría ser mayúscula en las próximas elecciones generales del 20 de diciembre.
El extraordinario resultado de Ciudadanos en Cataluña, donde ha alcanzado 25 escaños, mas del doble que el PP, convirtiéndose en la fuerza hegemónica de la oposición al nacionalismo, ha provocado inquietud y miedo en el PP y en el PSOE, partidos a los que Albert Rivera ha arrebatado muchos votos y que temen que el éxito de Cataluña se repita, incluso ampliado, en las próximas elecciones generales, donde el mapa político posible sera, probablemente, el de una España con tres partidos igualmente fuertes: PP, PSOE y Ciudadanos, una realidad que anticipan ya las encuestas, que también confirman una constante pérdida de peso de Podemos.
Salvo en Andalucía, donde la alianza de Ciudadanos con el PSOE ya le está pasando factura y su crecimiento está estancado, el partido de Albert Rivera sube en toda España y amenaza seriamente con destruir el bipartidismo. Su principal mérito es haber proyectado hacia la ciudadanía mas credibilidad, ilusión, brío y capacidad para defender los valores que el ciudadano desea recuperar, sobre todo la unidad, la limpieza y la democracia.
Las encuestas reflejan que en la España actual, dos meses antes de que se abran las urnas, hay sólo dos fuerzas que crecen con fuerza, la de Ciudadanos y la de los abstencionistas activos, mientras que las demás están estancadas o en declive, principalmente Podemos, el PP, el PSOE, Izquierda Unida y los nacionalismos.
La del abstencionismo, una fuerza creciente y muy sólida integrada por ciudadanos descontentos con la falsa democracia y convencidos de que la solución nunca podrá venir de la mano de los partidos, sino de la misma ciudadanía organizada y en rebeldía, podría debilitarse ante las urnas abiertas, como suele ocurrir cuando las elecciones se llenan de pasión y el ciudadano cae en la tentación de votar creyendo que puede cambiar la política y el liderazgo del país.
Que la fuerza de Ciudadanos siga creciendo dependerá únicamente de que ese partido siga conectando con los sentimientos de la inmensa mayoría de la población y de que no permita que la "picadora de carne" del PP, que cuenta con cientos de periodistas con tribunas de opinión y medios de comunicación sometidos, lo destroce antes de las elecciones, aprovechando cualquier error o escándalo en sus filas.
El miedo es mayor en las filas del PP porque su gran argumento, quizás el único convincente, que es el del crecimiento económico de España bajo su gobierno, parece que se está desacelerando en los últimos meses, lo que podría debilitar seriamente sus opciones electorales.
La alerta de Aznar, que habla del "quinto aviso" al PP, se refiere a que Ciudadanos, con su crecimiento constante, se está convirtiendo en el partido hegemónico en el centro derecha y que si esa tendencia se mantiene, la caída del PP podría ser mayúscula en las próximas elecciones generales del 20 de diciembre.
El extraordinario resultado de Ciudadanos en Cataluña, donde ha alcanzado 25 escaños, mas del doble que el PP, convirtiéndose en la fuerza hegemónica de la oposición al nacionalismo, ha provocado inquietud y miedo en el PP y en el PSOE, partidos a los que Albert Rivera ha arrebatado muchos votos y que temen que el éxito de Cataluña se repita, incluso ampliado, en las próximas elecciones generales, donde el mapa político posible sera, probablemente, el de una España con tres partidos igualmente fuertes: PP, PSOE y Ciudadanos, una realidad que anticipan ya las encuestas, que también confirman una constante pérdida de peso de Podemos.
Salvo en Andalucía, donde la alianza de Ciudadanos con el PSOE ya le está pasando factura y su crecimiento está estancado, el partido de Albert Rivera sube en toda España y amenaza seriamente con destruir el bipartidismo. Su principal mérito es haber proyectado hacia la ciudadanía mas credibilidad, ilusión, brío y capacidad para defender los valores que el ciudadano desea recuperar, sobre todo la unidad, la limpieza y la democracia.
Las encuestas reflejan que en la España actual, dos meses antes de que se abran las urnas, hay sólo dos fuerzas que crecen con fuerza, la de Ciudadanos y la de los abstencionistas activos, mientras que las demás están estancadas o en declive, principalmente Podemos, el PP, el PSOE, Izquierda Unida y los nacionalismos.
La del abstencionismo, una fuerza creciente y muy sólida integrada por ciudadanos descontentos con la falsa democracia y convencidos de que la solución nunca podrá venir de la mano de los partidos, sino de la misma ciudadanía organizada y en rebeldía, podría debilitarse ante las urnas abiertas, como suele ocurrir cuando las elecciones se llenan de pasión y el ciudadano cae en la tentación de votar creyendo que puede cambiar la política y el liderazgo del país.
Que la fuerza de Ciudadanos siga creciendo dependerá únicamente de que ese partido siga conectando con los sentimientos de la inmensa mayoría de la población y de que no permita que la "picadora de carne" del PP, que cuenta con cientos de periodistas con tribunas de opinión y medios de comunicación sometidos, lo destroce antes de las elecciones, aprovechando cualquier error o escándalo en sus filas.
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