Algunos creen que el cierre de Google News beneficiará a los medios de comunicación, pero se equivocan porque va a representar un desastre que hará retroceder no solo el derecho a la información que deben disfrutar los ciudadanos en democracia, sino también el negocio y la fuerza de los medios de prensa, que al dejar de ser enlazados por Google perderán audiencia, influencia y publicidad.
El director de Berman Comunicación (BC), Gerardo Neistat, apunta –en declaraciones recogidas por Europa Press– que el efecto de este cierre "será devastador para el sector de la comunicación y las relaciones públicas, ya que implica un retroceso de casi 20 años en el modelo de negocios, que ahora debe volver a métodos predigitales".
El próximo 16 de diciembre España tendrá el dudoso honor de convertirse en el primer país en el que cierra Google News. La decisión es consecuencia de la entrada en vigor de la nueva Ley de Propiedad Intelectual, que impone tasas a los agregadores de contenidos, como es el caso de esta herramienta.
Dado que Google News es un servicio que no genera ingresos y que no muestra publicidad, Google afirma que les resulta imposible mantener el servicio con las exigencias de la nueva ley. Google no perderá dinero con el cierre porque su servicio es gratuito y no exhibe publicidad, pero si perderán dinero los medios españoles, que tendrán menos visitas y se volverán opacos para muchos miles de personas en todo el mundo.
Google News, presente en más de 70 países y editado en 35 idiomas, dirige cada mes cerca de 1.000 millones de visitas a diversos medios de comunicación en todo el mundo, lo que representa una lluvia de audiencia y potencial dinero para los medios enlazados.
La ley española es incompleta y cobarde porque no se atreve a afrontar el enorme reto que representa compensar a los autores y creadores en la etapa de la supercomunicación, donde la piratería es un fenómeno prácticamente invencible.
El diario británico The Guardian compara el caso de España con el de Alemania e informa que los editores germanos llegaron a un acuerdo con la compañía después de que el tráfico a sus webs se desplomara. El grupo editorial Axel Springer, incluso, llegó a solicitar a Google su vuelta al servicio de noticias.
Muchos han olvidado que la prioridad informativa, en democracia, es el ciudadano, que tiene derecho a ser informado con eficacia y veracidad para que adopte las decisiones correctas y opine de manera solvente. El cierre de Google News elimina una vía de información variada y plural, que era apreciada por el ciudadano, lo que significa un retroceso en democracia.
El gobierno y los propios medios deberían haber profundizado mas en el problema grave que representa la defensa de los derechos de autor en un mundo como el actual, globalizado y altamente abierto al flujo libre informativo. Los autores y demás miembros de la comunidad de creadores deben ser compensados, pero el problema es quien y como. Algunos creen que tendrá que hacerlo el Estado, dentro de los presupuestos, como patrocinio de una cultura libre popular. Pero el debate es serio y el problema muy complejo. Lo grave en el caso de España es la frivolidad que ha envuelto todo este asunto. El cierre ha cogido por sorpresa a los editores, que empiezan ya a arrepentirse de sus posturas de dureza inflexible y los que gobiernan ni siquiera han negociado con Google y con otros agregadores de noticias, que también verán afectadas sus actividades. Y todos se van a a arrepentir.
El director de Berman Comunicación (BC), Gerardo Neistat, apunta –en declaraciones recogidas por Europa Press– que el efecto de este cierre "será devastador para el sector de la comunicación y las relaciones públicas, ya que implica un retroceso de casi 20 años en el modelo de negocios, que ahora debe volver a métodos predigitales".
El próximo 16 de diciembre España tendrá el dudoso honor de convertirse en el primer país en el que cierra Google News. La decisión es consecuencia de la entrada en vigor de la nueva Ley de Propiedad Intelectual, que impone tasas a los agregadores de contenidos, como es el caso de esta herramienta.
Dado que Google News es un servicio que no genera ingresos y que no muestra publicidad, Google afirma que les resulta imposible mantener el servicio con las exigencias de la nueva ley. Google no perderá dinero con el cierre porque su servicio es gratuito y no exhibe publicidad, pero si perderán dinero los medios españoles, que tendrán menos visitas y se volverán opacos para muchos miles de personas en todo el mundo.
Google News, presente en más de 70 países y editado en 35 idiomas, dirige cada mes cerca de 1.000 millones de visitas a diversos medios de comunicación en todo el mundo, lo que representa una lluvia de audiencia y potencial dinero para los medios enlazados.
La ley española es incompleta y cobarde porque no se atreve a afrontar el enorme reto que representa compensar a los autores y creadores en la etapa de la supercomunicación, donde la piratería es un fenómeno prácticamente invencible.
El diario británico The Guardian compara el caso de España con el de Alemania e informa que los editores germanos llegaron a un acuerdo con la compañía después de que el tráfico a sus webs se desplomara. El grupo editorial Axel Springer, incluso, llegó a solicitar a Google su vuelta al servicio de noticias.
Muchos han olvidado que la prioridad informativa, en democracia, es el ciudadano, que tiene derecho a ser informado con eficacia y veracidad para que adopte las decisiones correctas y opine de manera solvente. El cierre de Google News elimina una vía de información variada y plural, que era apreciada por el ciudadano, lo que significa un retroceso en democracia.
El gobierno y los propios medios deberían haber profundizado mas en el problema grave que representa la defensa de los derechos de autor en un mundo como el actual, globalizado y altamente abierto al flujo libre informativo. Los autores y demás miembros de la comunidad de creadores deben ser compensados, pero el problema es quien y como. Algunos creen que tendrá que hacerlo el Estado, dentro de los presupuestos, como patrocinio de una cultura libre popular. Pero el debate es serio y el problema muy complejo. Lo grave en el caso de España es la frivolidad que ha envuelto todo este asunto. El cierre ha cogido por sorpresa a los editores, que empiezan ya a arrepentirse de sus posturas de dureza inflexible y los que gobiernan ni siquiera han negociado con Google y con otros agregadores de noticias, que también verán afectadas sus actividades. Y todos se van a a arrepentir.
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