Si faltaba una prueba contundente para saber que el PSOE es un partido tan carcomido por la corrupción que ya no distingue entre el bien y el mal, Soraya Rodríguez acaba de aportarla al justificar el nepotismo como comportamiento "normal" de su partido.
La Fundación Ideas, vinculada al PSOE y presidida por Alfredo Pérez Rubalcaba, ha emitido un comunicado en el que defiende que “todos sus contratos de servicios son escrupulosamente legales y se realizan como el resto de Fundaciones con criterios de profesionalidad y confianza”, después de que el diario ‘El Mundo’ informase de que la institución pagó en los dos últimos años del Gobierno del PSOE al menos 600.000 euros a empresas de allegados y familiares de dirigentes del partido. La portavoz del PSOE en el Congreso de los Diputados, Soraya Rodríguez, ha querido quitar hierro al asunto y se ha limitado a decir que, como ha anunciado la fundación, todos los contratos firmados son “legales” y las cuentas de la misma están “perfectamente auditadas”.
Como ejemplo, Paloma Valenciano, hermana de la vicesecretaria general del partido, Elena Valenciano, recibió 150.000 euros.
Los ciudadanos están estupefactos y no saben ya qué pensar ante el inmenso nivel de corrupción y abuso de poder que embarga a los grandes partidos políticos españoles, que demuestran tener el alma podrida y no saber distinguir ya entre lo que es bueno y es malo, entre lo que es democracia y lo que es sucia tiranía.
Si el PSOE justifica el nepotismo, quizás porque ni isiquiera sabe que es inmoral, el PP está demostrando no tener voluntad alguna de acabar con su corrupción interna y apela a investigaciones y auditorías que no descubrirán nada y que tardarán más de un año en producir unas conclusiones que todos conocemos ya.
En teoría, lo hacen para cumplir los deseos del ciudadano, que está saturado y asqueado de corrupción y abuso de poder, pero eso también es mentira porque lo hacen para escapar del castigo que merecen por convivir a diario con la corrupción y el abuso.
Si quisieran hacer lo que la ciudadanía les demanda, deberían renunciar a la financiación de los partidos con el dinero de los impuestos de los ciudadanos, reformar la ley electoral para que los partidos regresen a la ciudadanía y abandonen las trincheras aisladas del Estado, donde están parapetados en defensa de sus privilegios y ventajas, se someterían a controles férreos y al criterio de verdaderas comisiones de investigación, integradas por ciudadanos independientes y de probada moral, no por ellos mismos, que llevan décadas utilizando las comisiones parlamentarias para engañar y mantener la injusticia.
Es muy sencillo, pero para los partidos, que tienen el alma podrida y el vicio de engañar, es imposible. Bastaría con que permitieran instaurar una verdadera democracia de ciudadanos, en la que los partidos estarían sometidos a controles y al servicios de la sociedad, no al revés, con una Justicia independiente, integrada por jueces y magistrados libres de sometimiento a los partidos, con un Parlamento decente, que responda ante los electores, no ante las élites de los partidos.
Todo es sencillo, pero los que ya no tienen alma tampoco tienen sentido de la regeneración, están a años luz de distancia de la ciudadanía y son pobres víctimas de su podredumbre acumulada.
La Fundación Ideas, vinculada al PSOE y presidida por Alfredo Pérez Rubalcaba, ha emitido un comunicado en el que defiende que “todos sus contratos de servicios son escrupulosamente legales y se realizan como el resto de Fundaciones con criterios de profesionalidad y confianza”, después de que el diario ‘El Mundo’ informase de que la institución pagó en los dos últimos años del Gobierno del PSOE al menos 600.000 euros a empresas de allegados y familiares de dirigentes del partido. La portavoz del PSOE en el Congreso de los Diputados, Soraya Rodríguez, ha querido quitar hierro al asunto y se ha limitado a decir que, como ha anunciado la fundación, todos los contratos firmados son “legales” y las cuentas de la misma están “perfectamente auditadas”.
Como ejemplo, Paloma Valenciano, hermana de la vicesecretaria general del partido, Elena Valenciano, recibió 150.000 euros.
Los ciudadanos están estupefactos y no saben ya qué pensar ante el inmenso nivel de corrupción y abuso de poder que embarga a los grandes partidos políticos españoles, que demuestran tener el alma podrida y no saber distinguir ya entre lo que es bueno y es malo, entre lo que es democracia y lo que es sucia tiranía.
Si el PSOE justifica el nepotismo, quizás porque ni isiquiera sabe que es inmoral, el PP está demostrando no tener voluntad alguna de acabar con su corrupción interna y apela a investigaciones y auditorías que no descubrirán nada y que tardarán más de un año en producir unas conclusiones que todos conocemos ya.
En teoría, lo hacen para cumplir los deseos del ciudadano, que está saturado y asqueado de corrupción y abuso de poder, pero eso también es mentira porque lo hacen para escapar del castigo que merecen por convivir a diario con la corrupción y el abuso.
Si quisieran hacer lo que la ciudadanía les demanda, deberían renunciar a la financiación de los partidos con el dinero de los impuestos de los ciudadanos, reformar la ley electoral para que los partidos regresen a la ciudadanía y abandonen las trincheras aisladas del Estado, donde están parapetados en defensa de sus privilegios y ventajas, se someterían a controles férreos y al criterio de verdaderas comisiones de investigación, integradas por ciudadanos independientes y de probada moral, no por ellos mismos, que llevan décadas utilizando las comisiones parlamentarias para engañar y mantener la injusticia.
Es muy sencillo, pero para los partidos, que tienen el alma podrida y el vicio de engañar, es imposible. Bastaría con que permitieran instaurar una verdadera democracia de ciudadanos, en la que los partidos estarían sometidos a controles y al servicios de la sociedad, no al revés, con una Justicia independiente, integrada por jueces y magistrados libres de sometimiento a los partidos, con un Parlamento decente, que responda ante los electores, no ante las élites de los partidos.
Todo es sencillo, pero los que ya no tienen alma tampoco tienen sentido de la regeneración, están a años luz de distancia de la ciudadanía y son pobres víctimas de su podredumbre acumulada.
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