La Guardia Civil, a través de sus sindicatos independientes y de distintos portavoces, acaba de denunciar que el Ministerio del Interior está incentivando las multas, premiando a los guardias que firmen más denuncias y que más sancionen a los conductores en las carreteras, demostrando así que el interés principal del gobierno no es la defensa de los ciudadanos, la ayuda y la prevención de accidentes, sino la recaudación pura y dura.
Se trata de una manifestación más de la profunda degradación de la democracia española, que en manos del gobierno Zapatero ha alcanzado el cenit de la indecencia y del hedor.
El Ministerio, al premiar a los guardias que ponen multas con más puntos que a los que previenen los accidentes y ayudan al ciudadano, antepone claramente el afán recaudatorio al interés general y al bien común, lo que refleja una nauseabunda degradación del liderazgo, de la administración y de la democracia.
La reacción del Ministerio se produce para desactivar la huelga de bolígrafos caídos que despliega la Guardia Civil desde que sus sueldos fueron rebajados por el gobierno. Esa huelga no declarada ha hecho que las multas desciendan un 90 por ciento en junio de 2010 con respecto al mismo mes de 2009.
La medida demuestra que el gobierno socialista está tan desesperado que no duda en transgredir normas básicas de la democracia y de la decencia porque carece del dinero que necesita no tanto para atender sus obligaciones con los ciudadanos como a la legión de estómagos que su clientelismo, amiguismo y nepotismo debe alimentar por haberlos colocado para que cobren del erario público.
Relegar el interés general y el bien común por parte de la Administración debería ser delito en democracia, pero la falsa democracia española es tan imperfecta y está tan degradada que permite esos desmanes contra la ciudadanía y la democracia.
Se trata de una manifestación más de la profunda degradación de la democracia española, que en manos del gobierno Zapatero ha alcanzado el cenit de la indecencia y del hedor.
El Ministerio, al premiar a los guardias que ponen multas con más puntos que a los que previenen los accidentes y ayudan al ciudadano, antepone claramente el afán recaudatorio al interés general y al bien común, lo que refleja una nauseabunda degradación del liderazgo, de la administración y de la democracia.
La reacción del Ministerio se produce para desactivar la huelga de bolígrafos caídos que despliega la Guardia Civil desde que sus sueldos fueron rebajados por el gobierno. Esa huelga no declarada ha hecho que las multas desciendan un 90 por ciento en junio de 2010 con respecto al mismo mes de 2009.
La medida demuestra que el gobierno socialista está tan desesperado que no duda en transgredir normas básicas de la democracia y de la decencia porque carece del dinero que necesita no tanto para atender sus obligaciones con los ciudadanos como a la legión de estómagos que su clientelismo, amiguismo y nepotismo debe alimentar por haberlos colocado para que cobren del erario público.
Relegar el interés general y el bien común por parte de la Administración debería ser delito en democracia, pero la falsa democracia española es tan imperfecta y está tan degradada que permite esos desmanes contra la ciudadanía y la democracia.
Inicio
Enviar
Versión para Imprimir
Comentarios: