El gobierno de Rajoy sigue gastando por encima de sus posibilidades y evitando emprender las únicas reformas que permitirían a España superar sus problemas de déficit y endeudamiento masivos: un cambio drástico en las estructuras del Estado que lo adelgace y expulse de su seno a instituciones innecesarias y a personas colocadas con sueldo público, que no aportan nada al bien común, casi todos amigos y familiares de los políticos. El grueso de los gastos del gobierno se van en sueldos y privilegios y, para mantenerlos, los políticos no dudan en acribillar a los ciudadanos con impuestos y recortes inmorales e injustificables. Como consecuencia de esa política, la cifra del déficit público ya ha superado lo comprometido para todo el año 2012.
Rajoy exhibe sin pudor una cara dura inmensa y una falta de ética espantosa. Sostiene una y otra vez que sus recortes y subidas de impuestos son imprescindibles y que a él le duelen esas medidas, pero sigue sin involucrar a los políticos y a las inútiles y costosas estructuras del Estado en la austeridad y en el ahorro que sí afectan a la inmensa mayoría de los españoles, sobre todo a los que trabajan y producen.
La verdad es justamente lo contrario, como afirmaba hace pocos días el durísimo editorial del “Financial Times”: Rajoy adopta medidas sin pensar en el bien común ni en el interés general, sino en el beneficio de su partido y de sus “colegas” políticos. Si hubiera suprimido empresas e instituciones públicas inútiles y miles de puestos de trabajo superfluos, ocupados por enchufados políticos de su partido y de otros, no habrían sido necesarios muchos de los recortes aprobados y subidas de impuestos, entre ellos el del IVA, que contribuirá a arruinar todavía más la maltrecha economía española.
Mariano Rajoy ha tratado de salir al paso del duro editorial publicado por el diario conservador británico Financial Times, que había asegurado en su edición del miércoles 29 de agosto que Rajoy gobernaba pensando antes en los intereses de su partido que en el de los españoles. Tras un almuerzo de trabajo con el presidente de la República francesa, François Hollande, el presidente del gobierno de la atribulada España trató de desmentir al rotativo asegurando que "he tenido que hacer cosas que no iban en mi programa". Y agregó que las hace porque son necesarias, ocultando que hay otras opciones de ahorro, como la supresión de los privilegios políticos y la reforma del monstruoso e injusto Estado construido por los políticos, que él no asume porque, simplemente, perjudicaría a su partido.
Toda una hipócrita y miserable indecencia.
Rajoy exhibe sin pudor una cara dura inmensa y una falta de ética espantosa. Sostiene una y otra vez que sus recortes y subidas de impuestos son imprescindibles y que a él le duelen esas medidas, pero sigue sin involucrar a los políticos y a las inútiles y costosas estructuras del Estado en la austeridad y en el ahorro que sí afectan a la inmensa mayoría de los españoles, sobre todo a los que trabajan y producen.
La verdad es justamente lo contrario, como afirmaba hace pocos días el durísimo editorial del “Financial Times”: Rajoy adopta medidas sin pensar en el bien común ni en el interés general, sino en el beneficio de su partido y de sus “colegas” políticos. Si hubiera suprimido empresas e instituciones públicas inútiles y miles de puestos de trabajo superfluos, ocupados por enchufados políticos de su partido y de otros, no habrían sido necesarios muchos de los recortes aprobados y subidas de impuestos, entre ellos el del IVA, que contribuirá a arruinar todavía más la maltrecha economía española.
Mariano Rajoy ha tratado de salir al paso del duro editorial publicado por el diario conservador británico Financial Times, que había asegurado en su edición del miércoles 29 de agosto que Rajoy gobernaba pensando antes en los intereses de su partido que en el de los españoles. Tras un almuerzo de trabajo con el presidente de la República francesa, François Hollande, el presidente del gobierno de la atribulada España trató de desmentir al rotativo asegurando que "he tenido que hacer cosas que no iban en mi programa". Y agregó que las hace porque son necesarias, ocultando que hay otras opciones de ahorro, como la supresión de los privilegios políticos y la reforma del monstruoso e injusto Estado construido por los políticos, que él no asume porque, simplemente, perjudicaría a su partido.
Toda una hipócrita y miserable indecencia.
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