Que España se haya convertido en un estercolero mundial, copando los primeros puestos en el ranking internacional de todo lo sucio, desde el blanqueo de dinero al refugio de las mafias, pasando por la trata de blancas, el tráfico y consumo de drogas y el alcoholismo, sin olvidar el desempleo y el avance de la pobreza, sobre todo de la infantil, en la que ocupa el segundo puesto de Europa, después de Rumanía, según denuncuia Cáritas, no importa demasiado a los que gobiernan.
Que un Presidente de una Comunidad Autónoma sea un sedicioso que no acate la Constitución ni legislación vigente alguna, poniendo en peligro la integridad del Estado, no es problema que obligue al Gobierno de la Nación a tomar medidas.
Que dirigentes de unos sindicatos y políticos pertenecientes a un gobierno autonómico roben el dinero de los parados, sean imputados por ello y la tomen con la magistrada encargada del caso, tampoco es punto de grave preocupación.
Que únicamente la banda terrrorirsta ETA supere a los grandes partidos políticos en número de delitos y causas abiertas ante la Justicia carece de importancia para el gobierno.
Que en España se hayan saqueado las cajas de ahorros y que algunos cientos de sinvergüenzas, en su mayoría políticos, sindicalistas y amigos del poder, se hayan quedado con decenas de miles de millones de euros, sin que todavía ninguno de ellos haya pisado la cárcel ni siquiera es motivo de alarma para los gobernantes.
Que España haya sido la sede de la mayor estafa bancaria de toda Europa, perpetrada con las participaciones preferentes y subordinadas, causante de la ruina de cientos de miles de ahorradores, la mayoría ancianos y jubilados, no parece preocupar demasiado ni ha provocado la reacción del Gobierno.
Que los principales partidos políticos roben a manos llenas, se pasen "sobres" cierra-bocas por debajo de la mesa, y todos se vayan de "rositas", no es motivo de preocupación.
Que una Infanta de España sea imputada por posible robo o malversación de fondos públicos, o fraude fiscal, tampoco es algo que desestabilice la Monarquía.
Que los políticos tengan prostituido y "domesticado" al poder judicial, rompiendo con las leyes fundamentales de toda democracia, tampoco es objeto de tomar medida alguna al respecto.
Que miles de personas se manifiesten en el País Vasco a favor de los terroristas, y de la independencia de ese trozo de España, tampoco mueve al Gobierno a tomar medida alguna.
Que se quemen banderas de España y retratos del Jefe del Estado, mancillando los principales simbolos del Estado, no mueve al Gobierno a tomar medida alguna.
Que de los 900 asesinatos de ETA, más de trescientos sigan aún sin investigarse ni esclarecerse, sin que el Gobierno de la Nación ni sus Instituciones insten a las autoridades judiciales a proceder, tampoco es motivo para que el Gobierno actúe...
Que los políticos aparezcan en las encuestas señalados por los ciudadanos como el segundo gran problema del país, lo que refleja un rechazo profundo y lógicamente preocupante al liderazgo, no crea inquietud en la casta política española, ni siquiera provoca vergüenza.
Y así se podríamos continuar con un larguísimo etcétera de daños, irregularidades, arbitrariedades, abusos y suciedades de todo tipo, todas ellas relacionadas, directa o indirectamente con los partidos gobernantes y con la casta política..
Pero que un Teniente Coronel de la Guardia Civil (Antonio Tejero Díez) tome una paella en su cuartel con su padre, Antonio Tejero Molina, un octogenario ex Coronel del mismo Cuerpo, convicto y confeso por el grave delito cometido hace ya más de 30 años y por el que cumplió más de 20 en prisión, ¡eso sí! Esa paella desestabiliza al país, hace cundir el pánico entre los "demócratas de toda la vida", profundiza la crisis económica en la que nos han metido unos y provoca la indignación de un gobierno que no se indigna nunca y entonces, sólo entonces, se toman medidas fulminantes: se cesa al peligrosísimo Teniente Coronel de la Guardia Civil.
Si el gobierno quisiera conocer lo que piensa el pueblo se llevaría una sorpresa y descubriría la inmensa e insondable distancia que le separa de los españoles. Que pregunten ¿Quien merece mas una destitución fulminante, el teniente coronel que come una paella con su anciano padre y sus compañeros de armas o el presidente de los catalanes, que incumple las sentencias de los tribunales, viola la Constitución y realiza esfuerzos constantes por esparcir el odio a España entre sus conciudadanos?
¿No será todo esto un teatro indecente plagado de cobardía y oportunismo? ¿No será que hay mucha cobardía y en España solo se aplasta a los que se someten al deber, débiles e indefensos, mientras que los saqueadores de cuello blanco, los ladrones importantes , los políticos que no pueden explicar sus patrimonios, los que poseen secretos comprometedores para el poder y los que violan la Constitución, desprecian las sentencias de los tribunales y ponen en peligro la unidad de España se mantienen libres e impunes?
(Internet y redacción)
Que un Presidente de una Comunidad Autónoma sea un sedicioso que no acate la Constitución ni legislación vigente alguna, poniendo en peligro la integridad del Estado, no es problema que obligue al Gobierno de la Nación a tomar medidas.
Que dirigentes de unos sindicatos y políticos pertenecientes a un gobierno autonómico roben el dinero de los parados, sean imputados por ello y la tomen con la magistrada encargada del caso, tampoco es punto de grave preocupación.
Que únicamente la banda terrrorirsta ETA supere a los grandes partidos políticos en número de delitos y causas abiertas ante la Justicia carece de importancia para el gobierno.
Que en España se hayan saqueado las cajas de ahorros y que algunos cientos de sinvergüenzas, en su mayoría políticos, sindicalistas y amigos del poder, se hayan quedado con decenas de miles de millones de euros, sin que todavía ninguno de ellos haya pisado la cárcel ni siquiera es motivo de alarma para los gobernantes.
Que España haya sido la sede de la mayor estafa bancaria de toda Europa, perpetrada con las participaciones preferentes y subordinadas, causante de la ruina de cientos de miles de ahorradores, la mayoría ancianos y jubilados, no parece preocupar demasiado ni ha provocado la reacción del Gobierno.
Que los principales partidos políticos roben a manos llenas, se pasen "sobres" cierra-bocas por debajo de la mesa, y todos se vayan de "rositas", no es motivo de preocupación.
Que una Infanta de España sea imputada por posible robo o malversación de fondos públicos, o fraude fiscal, tampoco es algo que desestabilice la Monarquía.
Que los políticos tengan prostituido y "domesticado" al poder judicial, rompiendo con las leyes fundamentales de toda democracia, tampoco es objeto de tomar medida alguna al respecto.
Que miles de personas se manifiesten en el País Vasco a favor de los terroristas, y de la independencia de ese trozo de España, tampoco mueve al Gobierno a tomar medida alguna.
Que se quemen banderas de España y retratos del Jefe del Estado, mancillando los principales simbolos del Estado, no mueve al Gobierno a tomar medida alguna.
Que de los 900 asesinatos de ETA, más de trescientos sigan aún sin investigarse ni esclarecerse, sin que el Gobierno de la Nación ni sus Instituciones insten a las autoridades judiciales a proceder, tampoco es motivo para que el Gobierno actúe...
Que los políticos aparezcan en las encuestas señalados por los ciudadanos como el segundo gran problema del país, lo que refleja un rechazo profundo y lógicamente preocupante al liderazgo, no crea inquietud en la casta política española, ni siquiera provoca vergüenza.
Y así se podríamos continuar con un larguísimo etcétera de daños, irregularidades, arbitrariedades, abusos y suciedades de todo tipo, todas ellas relacionadas, directa o indirectamente con los partidos gobernantes y con la casta política..
Pero que un Teniente Coronel de la Guardia Civil (Antonio Tejero Díez) tome una paella en su cuartel con su padre, Antonio Tejero Molina, un octogenario ex Coronel del mismo Cuerpo, convicto y confeso por el grave delito cometido hace ya más de 30 años y por el que cumplió más de 20 en prisión, ¡eso sí! Esa paella desestabiliza al país, hace cundir el pánico entre los "demócratas de toda la vida", profundiza la crisis económica en la que nos han metido unos y provoca la indignación de un gobierno que no se indigna nunca y entonces, sólo entonces, se toman medidas fulminantes: se cesa al peligrosísimo Teniente Coronel de la Guardia Civil.
Si el gobierno quisiera conocer lo que piensa el pueblo se llevaría una sorpresa y descubriría la inmensa e insondable distancia que le separa de los españoles. Que pregunten ¿Quien merece mas una destitución fulminante, el teniente coronel que come una paella con su anciano padre y sus compañeros de armas o el presidente de los catalanes, que incumple las sentencias de los tribunales, viola la Constitución y realiza esfuerzos constantes por esparcir el odio a España entre sus conciudadanos?
¿No será todo esto un teatro indecente plagado de cobardía y oportunismo? ¿No será que hay mucha cobardía y en España solo se aplasta a los que se someten al deber, débiles e indefensos, mientras que los saqueadores de cuello blanco, los ladrones importantes , los políticos que no pueden explicar sus patrimonios, los que poseen secretos comprometedores para el poder y los que violan la Constitución, desprecian las sentencias de los tribunales y ponen en peligro la unidad de España se mantienen libres e impunes?
(Internet y redacción)
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