El odio no es una exclusiva de los catalanes; funciona también es el resto de España.
España es un país de odios; todos nos movemos por el odio. Sin duda que es lo que interesa a la casta, porque de no ser por el odio al vecino, nadie iría a votar y se les hundiría el negocio. Y es un negocio demasiado sustancioso somo para permitir que se hunda.
Es más, la transición se fundó en el odio, había que odiar al régimen anterior, responsable de todos los males y que había impedido la democracia. Una vez caló la idea, lo demás vino solo. Y desde entonces siempre hay alguien a quién odiar. Y cuando se odia se pierde la facultad de razonar, que es lo que la casta quiere: un lanar sumiso.
Tal vez la cuestión más importante que tiene planteada España, mejor dicho los españoles, es el separatismo y no es porque una región se separe. Como dije anteriormente, se separó Portugal y aquí estamos y estaríamos muy felices de no ser por la casta. Que se separe Cataluña u otros no tiene demasiada importancia; lo importante es el precedente, que conduciría a la desintegración de España. Y eso si es muy grave para todos.
Sin embargo, mientras los gobiernos separatistas han adoctrinado a sus poblaciones, los gobiernos ni siquiera han mencionado el problema, como sin no fuera con nosotros. Tal vez los gobiernos consideren que no va con nosotros. Y por tanto la gente no tiene las ideas, ni siquiera confusas, no entienden nada y lo que es peor, no les importa. Nos han convencido que lo importante es la región y nadie piensa que Murcia, como país es miseria, que las castillas como países son bonitos territorios habitados por ancianos muertos de hambre o que Andalucía se convertiría en un feudo de Marruecos.
Naturalmente cuando se hace una consulta, en puridad democrática, debe consultarse a todos los interesados y no utilizar una baraja nueva. Es decir, todos los españoles mayores de 18 años somos los convocados a la consulta, como se tiene por costumbre y si se quiere cambiar, que se haga para todas las consultas. no vale y no es democrático consultar a los que viven en Cataluña, mayores de 16 años y dando voto a los españoles. Eso es jugar con una baraja nueva y marcada. Pero no importa el resultado, lo que importa es el precedente.
No va a haber consulta, a última hora se llegará a un acuerdo mediante el cual y con mucho dinero de por medio, se llegará al acuerdo de reformar al constitución para convertir España en un estado federal y dentro de 10 años, cada taifa hará lo que le de la gana, con lo que la separación será efectiva aunque todos se muestren muy leales a lo que sea que se supone tenemos en común.
Esto lo leí ayer en algún sitio pero me da pereza buscarlo y poner el enlace.
Todos los medios alabaron la unanimidad del Consejo de Estado en que se mande al tribunal constitucional el decreto de Artur I. ¡Y para eso cobran un pastizal! Teniendo en cuenta que todos son ex lo que sea, se entiende que hayamos llegado a esta miseria.
El bueno de D. Alberto dimitió y se marchó a su casa. Era demasiado bueno para ser verdad. Será consejero con un sueldo de 8 000 al mes. Naturalmente nadie ha criticado la cosa.
Se me ocurre una maldad. Se supone que le han creado el puesto, pues si no hablarían del cesante. Si no existía el puesto y la comunidad de Madrid funcionaba, el puesto es innecesario. A los madrileños les va a costar 8000 € al mes la generosidad de su presidente. Claro que eso es una minucia comparado con lo que les está costando y lo que les seguirá costando la gestión de D. Alberto.
España es un país de odios; todos nos movemos por el odio. Sin duda que es lo que interesa a la casta, porque de no ser por el odio al vecino, nadie iría a votar y se les hundiría el negocio. Y es un negocio demasiado sustancioso somo para permitir que se hunda.
Es más, la transición se fundó en el odio, había que odiar al régimen anterior, responsable de todos los males y que había impedido la democracia. Una vez caló la idea, lo demás vino solo. Y desde entonces siempre hay alguien a quién odiar. Y cuando se odia se pierde la facultad de razonar, que es lo que la casta quiere: un lanar sumiso.
Tal vez la cuestión más importante que tiene planteada España, mejor dicho los españoles, es el separatismo y no es porque una región se separe. Como dije anteriormente, se separó Portugal y aquí estamos y estaríamos muy felices de no ser por la casta. Que se separe Cataluña u otros no tiene demasiada importancia; lo importante es el precedente, que conduciría a la desintegración de España. Y eso si es muy grave para todos.
Sin embargo, mientras los gobiernos separatistas han adoctrinado a sus poblaciones, los gobiernos ni siquiera han mencionado el problema, como sin no fuera con nosotros. Tal vez los gobiernos consideren que no va con nosotros. Y por tanto la gente no tiene las ideas, ni siquiera confusas, no entienden nada y lo que es peor, no les importa. Nos han convencido que lo importante es la región y nadie piensa que Murcia, como país es miseria, que las castillas como países son bonitos territorios habitados por ancianos muertos de hambre o que Andalucía se convertiría en un feudo de Marruecos.
Naturalmente cuando se hace una consulta, en puridad democrática, debe consultarse a todos los interesados y no utilizar una baraja nueva. Es decir, todos los españoles mayores de 18 años somos los convocados a la consulta, como se tiene por costumbre y si se quiere cambiar, que se haga para todas las consultas. no vale y no es democrático consultar a los que viven en Cataluña, mayores de 16 años y dando voto a los españoles. Eso es jugar con una baraja nueva y marcada. Pero no importa el resultado, lo que importa es el precedente.
No va a haber consulta, a última hora se llegará a un acuerdo mediante el cual y con mucho dinero de por medio, se llegará al acuerdo de reformar al constitución para convertir España en un estado federal y dentro de 10 años, cada taifa hará lo que le de la gana, con lo que la separación será efectiva aunque todos se muestren muy leales a lo que sea que se supone tenemos en común.
Esto lo leí ayer en algún sitio pero me da pereza buscarlo y poner el enlace.
Todos los medios alabaron la unanimidad del Consejo de Estado en que se mande al tribunal constitucional el decreto de Artur I. ¡Y para eso cobran un pastizal! Teniendo en cuenta que todos son ex lo que sea, se entiende que hayamos llegado a esta miseria.
El bueno de D. Alberto dimitió y se marchó a su casa. Era demasiado bueno para ser verdad. Será consejero con un sueldo de 8 000 al mes. Naturalmente nadie ha criticado la cosa.
Se me ocurre una maldad. Se supone que le han creado el puesto, pues si no hablarían del cesante. Si no existía el puesto y la comunidad de Madrid funcionaba, el puesto es innecesario. A los madrileños les va a costar 8000 € al mes la generosidad de su presidente. Claro que eso es una minucia comparado con lo que les está costando y lo que les seguirá costando la gestión de D. Alberto.
Comentarios: