España se endeuda hasta las cejas, pero el dinero no se ve por ningún sitio. Recibe ríos de euros de los mercados y mantiene los impuestos muy elevados, oprimiendo al ciudadano, pero esos dineros no se ven ni se notan en la economía, a pesar de que el gobierno sigue recortando y devaluando servicios básicos, incluyendo aquellos que son vitales, como la educación y la salud. La recaudación fiscal sube también. Los euros públicos parecen haberse esfumado.
España es el país de Europa que se ha endeudado mas velozmente en los últimos años. El ritmo que ha impuesto Rajoy es brutal, pero también han despilfarrado Zapatero y los demás regidores de la mal llamada "democracia" española, un sistema blindado, generoso solo para los políticos, ajeno al ciudadano y sin controles ni frenos suficientes para garantizar la decencia e impedir el abuso de poder.
A la España falsamente democrática debería darle vergüenza el dato de que al morir el general Franco, España era, junto con Luxemburgo, el país menos endeudado de toda Europa.
¿Donde están los dineros que entran a chorros en el Estado? Nadie parece saber responder a esa pregunta y el asunto es todo un misterio incomprensible si se tiene en cuenta que han subido los impuestos, se recauda mucho mas por impuestos indirectos y decenas de servicios costosos que sufragaba el Estado están en estado de ruina y perdiendo cada día mas calidad: la enseñanza, la cultura, la ciencia, la investigación, la salud, los servicios sociales y otros muchos, hasta el punto que muchos ciudadanos, atribulados por los impuestos y hartos de corrupción y de mentiras oficiales, creen que el dinero está siendo robado impunemente.
La prima de riesgo ha bajado de manera notable y los intereses también, hasta el punto de que España se está ahorrando este año muchos miles de millones de euros en intereses. Los ingresos indirectos del Estado no paran de crecer, sobre todo por el IVA, que también ha subido. Cada año se baten records de llegadas de turistas, lo que implica muchos miles de millones de ingreso para el Estado, que cobra por la gasolina, los hoteles y por todo lo que esos millones de turistas consumen.
Podría haber explicaciones aceptables sobre el destino del dinero, pero como Rajoy, Montoro y los demás políticos españoles son básicamente opacos y no creen que la transparencia y la verdad sean atributos de la democracia, guardan un inaceptable silencio y ocultan ese dato vital al ciudadano. Una explicación podría ser que se estuviera pagando y disminuyendo la deuda, pero no es así porque la deuda no para de crecer y las subastas de bonos se suceden unas a otras como una ametralladora. La sospecha crece y se hace sólida: el dinero no se ve por ninguna parte.
Y ante el silencio y la ocultación, crecen las preguntas sin respuestas: ¿Está aumentando el gasto del gobierno a pesar de as promesas de austeridad y control? ¿Están incrementándose las plantillas de enchufados pagados con fondos públicos, sobre todo de políticos con carné, acogidos como asesores y altos cargos, a pesar de las promesas de adelgazar el grueso e incosteable Estado Español, que mantiene a mas políticos que Alemania, Francia e Inglaterra juntos?
¿Puede soportarse una inmoralidad mayor que la de un gobierno que mete la mano el la cartera del ciudadano, que esquilma a las clases medias y trabajadoras y que, egoísta y miserable, es incapaz de practicar el ahorro y la austeridad, endeudándose como un poseso e hipotecando la existencia de las próximas tres generaciones de españoles?
La actitud prepotente y antidemocrática de los gobernantes no ayuda a España. Los políticos pierden cada día mas prestigio y el rechazo a la "casta" política española se transforma, poco a poco, en odio abierto. Los ciudadanos están deseando que se abran las urnas para castigar a los que mandan, a los que acusan de haber arruinado el país y de haber construido un sistema marcado por la corrupción, el abuso y la injusticia.
El gobierno vende optimismo para recuperar votos y afirma que España se recupera y sale de la crisis, pero el despegue no se nota en las calles y hogares y el número de desempleados y pobres no disminuye. Pero lo mas grave quizás sea que la otra gran crisis de España, la moral, la que ha arruinado la decencia, el prestigio y los valores, sigue avanzando, capitaneada por una clase política deleznable que ha olvidado que debe ser ejemplar, que está en el poder para servir y que la corrupción y el abuso, aunque en España salgan gratis a los delincuentes, deberían ser castigados, en democracia, con cárcel severa y oprobio público.
España es el país de Europa que se ha endeudado mas velozmente en los últimos años. El ritmo que ha impuesto Rajoy es brutal, pero también han despilfarrado Zapatero y los demás regidores de la mal llamada "democracia" española, un sistema blindado, generoso solo para los políticos, ajeno al ciudadano y sin controles ni frenos suficientes para garantizar la decencia e impedir el abuso de poder.
A la España falsamente democrática debería darle vergüenza el dato de que al morir el general Franco, España era, junto con Luxemburgo, el país menos endeudado de toda Europa.
¿Donde están los dineros que entran a chorros en el Estado? Nadie parece saber responder a esa pregunta y el asunto es todo un misterio incomprensible si se tiene en cuenta que han subido los impuestos, se recauda mucho mas por impuestos indirectos y decenas de servicios costosos que sufragaba el Estado están en estado de ruina y perdiendo cada día mas calidad: la enseñanza, la cultura, la ciencia, la investigación, la salud, los servicios sociales y otros muchos, hasta el punto que muchos ciudadanos, atribulados por los impuestos y hartos de corrupción y de mentiras oficiales, creen que el dinero está siendo robado impunemente.
La prima de riesgo ha bajado de manera notable y los intereses también, hasta el punto de que España se está ahorrando este año muchos miles de millones de euros en intereses. Los ingresos indirectos del Estado no paran de crecer, sobre todo por el IVA, que también ha subido. Cada año se baten records de llegadas de turistas, lo que implica muchos miles de millones de ingreso para el Estado, que cobra por la gasolina, los hoteles y por todo lo que esos millones de turistas consumen.
Podría haber explicaciones aceptables sobre el destino del dinero, pero como Rajoy, Montoro y los demás políticos españoles son básicamente opacos y no creen que la transparencia y la verdad sean atributos de la democracia, guardan un inaceptable silencio y ocultan ese dato vital al ciudadano. Una explicación podría ser que se estuviera pagando y disminuyendo la deuda, pero no es así porque la deuda no para de crecer y las subastas de bonos se suceden unas a otras como una ametralladora. La sospecha crece y se hace sólida: el dinero no se ve por ninguna parte.
Y ante el silencio y la ocultación, crecen las preguntas sin respuestas: ¿Está aumentando el gasto del gobierno a pesar de as promesas de austeridad y control? ¿Están incrementándose las plantillas de enchufados pagados con fondos públicos, sobre todo de políticos con carné, acogidos como asesores y altos cargos, a pesar de las promesas de adelgazar el grueso e incosteable Estado Español, que mantiene a mas políticos que Alemania, Francia e Inglaterra juntos?
¿Puede soportarse una inmoralidad mayor que la de un gobierno que mete la mano el la cartera del ciudadano, que esquilma a las clases medias y trabajadoras y que, egoísta y miserable, es incapaz de practicar el ahorro y la austeridad, endeudándose como un poseso e hipotecando la existencia de las próximas tres generaciones de españoles?
La actitud prepotente y antidemocrática de los gobernantes no ayuda a España. Los políticos pierden cada día mas prestigio y el rechazo a la "casta" política española se transforma, poco a poco, en odio abierto. Los ciudadanos están deseando que se abran las urnas para castigar a los que mandan, a los que acusan de haber arruinado el país y de haber construido un sistema marcado por la corrupción, el abuso y la injusticia.
El gobierno vende optimismo para recuperar votos y afirma que España se recupera y sale de la crisis, pero el despegue no se nota en las calles y hogares y el número de desempleados y pobres no disminuye. Pero lo mas grave quizás sea que la otra gran crisis de España, la moral, la que ha arruinado la decencia, el prestigio y los valores, sigue avanzando, capitaneada por una clase política deleznable que ha olvidado que debe ser ejemplar, que está en el poder para servir y que la corrupción y el abuso, aunque en España salgan gratis a los delincuentes, deberían ser castigados, en democracia, con cárcel severa y oprobio público.
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