El periodista mexicano Carlos Ferreyra, de cuya amistad me siento honrado y orgulloso, es uno de los mas valientes, brillantes y constantes luchadores por la libertad y la decencia en su país. Le conocí y aprendí a admirarle cuando fui en México corresponsal de la Agencia EFE, en 1974 y 75. Hoy se dedica a escribir, con valentía, verdad y espíritu democrático, crónicas y artículos sobre la terrible realidad mexicana, que algún día, por su alto contenido en verdad y denuncia, podrían causarle un serio disgusto.
Acaba de publicar un artículo de gran valor para España, un país que cada día es mas parecido a ese México dramático donde la corrupción campea a sus anchas y donde la vida no vale casi nada. Sostiene Ferreyra que la mejor manera de descubrir a los ladrones que meten mano en las arcas públicas y saquean es vigilar la vida de sus hijos.
Reproducimos ese artículo no solo para que aprecien la belleza expresiva de la prosa mexicana, sino para que aprendamos también aquí a detectar a los muchos ladrones y canallas que ocultan sus abultados patrimonios, ganados a golpe de corrupción política y abuso de poder, pero que son incapaces de controlar el lujo, el despilfarro y las exhibiciones horteras de sus vástagos, aficionados a coches de lujo, a mujeres de piernas fáciles, a drogas caras y a otros muchos signos de riqueza y provocación.
Se titula "Juniors, vía práctica para detectar ladrones". Pulse AQUÍ para leerlo.
Acaba de publicar un artículo de gran valor para España, un país que cada día es mas parecido a ese México dramático donde la corrupción campea a sus anchas y donde la vida no vale casi nada. Sostiene Ferreyra que la mejor manera de descubrir a los ladrones que meten mano en las arcas públicas y saquean es vigilar la vida de sus hijos.
Reproducimos ese artículo no solo para que aprecien la belleza expresiva de la prosa mexicana, sino para que aprendamos también aquí a detectar a los muchos ladrones y canallas que ocultan sus abultados patrimonios, ganados a golpe de corrupción política y abuso de poder, pero que son incapaces de controlar el lujo, el despilfarro y las exhibiciones horteras de sus vástagos, aficionados a coches de lujo, a mujeres de piernas fáciles, a drogas caras y a otros muchos signos de riqueza y provocación.
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