En la tarde de ayer, martes, las redacciones de los medios de comunicación españoles quedaron estupefactas ante una noticia procedente de Bruselas, que demostraba que el gobierno de Mariano Rajoy era tan mentiroso, manipulador y tramposo como el del derrotado Zapatero. La Comisión Europea, citada por la agencia Reuter, pensaba que el gobierno que preside Rajoy exageró supuestamente el desfase en el déficit para cumplir con más facilidad los objetivos de este año. El Ejecutivo socialista de Zapatero cifró el déficit en el 6%, pero Rajoy lo habría elevado, según la noticia, al 8,3% y en base a ese abultado e inesperado déficit justificó su brutal subida de impuestos, contraria a lo que prometió en la campaña electoral, y otras medidas y recortes que, en teoría, respondían a una situación de emergencia económica, que ahora se sospecha que haya sido trucada e inflada.
Muchos votantes de la derecha española, entre los que abundan gente honrada y con deseos auténticos de regeneración, se sintieron avergonzadas ante esa acusación, que podría traer consigo sanciones europeas contra el gobierno de España y empezaron a temer que unos "antidemócratas" sin ética habían sucedido a otros de similar calaña en la cúspide del poder español.
El PP captó con mucha rapidez la gravedad de la noticia e hizo gestiones para que fuera desmentida. Primero consiguió un desmentido tibio y poco convincente, pero más tarde obtuvo un desmentido en toda regla.
Sin embargo, la publicación de la noticia por la agencia Reuter, una de las mas solventes y veraces del mundo, sobre todo en asuntos económicos, demuestra que ciertamente unos funcionarios de alto nivel en la Comisión filtraron esa noticia y que existen sospechas, al menos en determinados sectores de la Unión Europea, de que el flamante gobierno de Rajoy está manipulando los datos para poder presentar después un balance de éxitos en su lucha por neutralizar una herencia socialista dramática.
El vicepresidente de la Comisión y responsable de Asuntos Económicos, Olli Rehn, negó que tuviera previsto multar a España por no adoptar suficientes medidas para corregir su déficit excesivo, pero ha reclamado al nuevo Gobierno que acelere la presentación de los presupuestos para 2012.
"Algunas informaciones que sugieren que medidas que todavía no existen podrían considerarse insuficientes y conducir a sanciones no se basan en hechos sino en la imaginación. Son incorrectas y engañosas", aseguró Rehn en rueda de prensa en referencia a una noticia que afirmaba que el Ejecutivo comunitario se plantea multar a España por retrasar hasta marzo la presentación de los presupuestos.
Sin embargo, el comisario de Asuntos Económicos eludió responder de forma directa cuando se le preguntó si el Ejecutivo comunitario cree que el nuevo Gobierno de Mariano Rajoy ha inflado la cifra de déficit de 2011 al situarla alrededor del 8%, en lugar del 6% comprometido con Bruselas, para que los datos finales de este año parezcan mejores.
"A finales del año pasado, el nuevo Gobierno español identificó un desvío significativo en el déficit público, pero al mismo tiempo adoptó acciones rápidas para limitar esta desviación mediante varias medidas fiscales", se ha limitado a señalar.
Pero su portavoz, Amadeu Altafaj, ha desmentido "rotundamente que la Comisión albergue duda alguna sobre las cifras españolas de déficit". "No hay indicio alguno de cualquier posible irregularidad", ha agregado.
A pesar de los desmentidos, la tarde del martes fue funesta para el gobierno de Rajoy y sombras de sospecha y falsedad quedaron afincadas en las mentes y las conciencias de muchos españoles y europeos.
La maniobra es oscura, se mire por donde se mire. Podría responder a una "conspiración" de funcionarios de obediencia socialista, que la Comisión debería descubrir y castigar, pero también podría responder a un exceso de sinceridad y anticipación por parte de funcionarios técnicos, más libres que los políticos en su relación con la verdad. Lo cierto es que cualquiera que sea la explicación, el gobierno de Rajoy ha perdido solvencia y fiabilidad ante sus electores y ante la opinión pública española y europea.
Muchos votantes de la derecha española, entre los que abundan gente honrada y con deseos auténticos de regeneración, se sintieron avergonzadas ante esa acusación, que podría traer consigo sanciones europeas contra el gobierno de España y empezaron a temer que unos "antidemócratas" sin ética habían sucedido a otros de similar calaña en la cúspide del poder español.
El PP captó con mucha rapidez la gravedad de la noticia e hizo gestiones para que fuera desmentida. Primero consiguió un desmentido tibio y poco convincente, pero más tarde obtuvo un desmentido en toda regla.
Sin embargo, la publicación de la noticia por la agencia Reuter, una de las mas solventes y veraces del mundo, sobre todo en asuntos económicos, demuestra que ciertamente unos funcionarios de alto nivel en la Comisión filtraron esa noticia y que existen sospechas, al menos en determinados sectores de la Unión Europea, de que el flamante gobierno de Rajoy está manipulando los datos para poder presentar después un balance de éxitos en su lucha por neutralizar una herencia socialista dramática.
El vicepresidente de la Comisión y responsable de Asuntos Económicos, Olli Rehn, negó que tuviera previsto multar a España por no adoptar suficientes medidas para corregir su déficit excesivo, pero ha reclamado al nuevo Gobierno que acelere la presentación de los presupuestos para 2012.
"Algunas informaciones que sugieren que medidas que todavía no existen podrían considerarse insuficientes y conducir a sanciones no se basan en hechos sino en la imaginación. Son incorrectas y engañosas", aseguró Rehn en rueda de prensa en referencia a una noticia que afirmaba que el Ejecutivo comunitario se plantea multar a España por retrasar hasta marzo la presentación de los presupuestos.
Sin embargo, el comisario de Asuntos Económicos eludió responder de forma directa cuando se le preguntó si el Ejecutivo comunitario cree que el nuevo Gobierno de Mariano Rajoy ha inflado la cifra de déficit de 2011 al situarla alrededor del 8%, en lugar del 6% comprometido con Bruselas, para que los datos finales de este año parezcan mejores.
"A finales del año pasado, el nuevo Gobierno español identificó un desvío significativo en el déficit público, pero al mismo tiempo adoptó acciones rápidas para limitar esta desviación mediante varias medidas fiscales", se ha limitado a señalar.
Pero su portavoz, Amadeu Altafaj, ha desmentido "rotundamente que la Comisión albergue duda alguna sobre las cifras españolas de déficit". "No hay indicio alguno de cualquier posible irregularidad", ha agregado.
A pesar de los desmentidos, la tarde del martes fue funesta para el gobierno de Rajoy y sombras de sospecha y falsedad quedaron afincadas en las mentes y las conciencias de muchos españoles y europeos.
La maniobra es oscura, se mire por donde se mire. Podría responder a una "conspiración" de funcionarios de obediencia socialista, que la Comisión debería descubrir y castigar, pero también podría responder a un exceso de sinceridad y anticipación por parte de funcionarios técnicos, más libres que los políticos en su relación con la verdad. Lo cierto es que cualquiera que sea la explicación, el gobierno de Rajoy ha perdido solvencia y fiabilidad ante sus electores y ante la opinión pública española y europea.
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