Zapatero permitió a Cataluña endeudarse por encima del tope marcado para todas las demás autonomías, pero después, ante la rebelión de las demás regiones, rectificó y prometió "café para todos", demostrando una vez más su condición de mal gobernante, arbitrario, déspota y muy peligroso. Si permitió que la ya peligrosamente endeudada Cataluña se endeudara todavía más, cuando España entera, arruinada, ha sido obligada a sumergirse en la austeridad y cuando hace pocos días ha prohibido al ayuntamiento de Madrid refinanciar su deuda, es porque no le mueven otros intereses que los propios y porque es capaz de cualquier cosa con tal de mantenerse en el poder.
Ante esa ruptura de la línea de austeridad impuesta a España por los mercados y por las grandes economías de Europa, crecerá la desconfianza internacional en la economía española y el gobierno subirá, una vez más, los impuestos. Otra vez la misma canción: los españoles, incluídos los del futuro, tendrán que pagar con su esfuerzo y su pobreza la miseria de un político que es capaz de hundir a una nación a cambio del puñado de votos que necesita para seguir mandando.
Por muy grande que sea su decadencia y por muy envilecida que esté parte de su población, España no se merece a un tipo como Zapatero al frente del gobierno.
Piense usted en una barbaridad y es casi seguro que Zapatero la haya cometido. Es casi imposible encontrar un ámbito donde no haya creado estragos, dolor y tristeza. Ha mentido, ha cambiado dinero público por votos, ha engañado, ha faltado a sus promesas, ha roto la igualdad que garantiza la Constitución, ha empobrecido al país que gobierna, ha desprestigiado a España ante los mercados y la comunidad mundial, ha convivido pacíficamente con la corrupción, ha desprestigiado a la clase política y a la demcoracia, ha llenado las calles de España de parados y de nuevos pobres, ha facilitado que 500.000 españoles pierdan su vivienda, por desahucio, en los tres últimos años, ha envalentonado al nacionalismo radical, ha crispado la sociedad, ha fanatizado a sus partidarios, ha intentado aislar a la oposición y expulsarla del juego político, ha coqueteado con los socios de la ETA asesina, ha convertido a España en campeona mundial del blanqueo de dinero, del aborto permisivo, de la trata de blancas, del fracaso escolar y de la desesperación de los jóvenes, además de haber atiborrado de privilegios a los políticos y de haber utilizado el dinero público para marginar a los disidentes o para doblegarlos.
La lista de daños causados por el "Zapaterismo" parece interminable y llega a ser abrumadora: ha endeudado al país hasta las cejas, hipotecandoa a por le menos tres generaciones, ha despilfarrado el dinero público como nadie en el pasado, ha ensalazado a los peores, ha comprado o silenciado a todos los medios de comunicación que ha podido, utilizando la publicidad institucional para lograrlo, ha filtrado información clave a sus amigos, ha entregado concesiones y ventajas a empresarios afines, ha condenado a los adversarios al ostracismo y a la marginación, ha convertido a su partido en un ejército de sometidos, incapaces de practicar el debate libre y la crítica, ha ocupado la sociedad civil y la ha asfixiado, dejándola en estado de coma, ha comprado a los sindicatos, ha hostigado a los católicos, etc., etc. etc.
La lista podría continuar hasta casi el infinito, hasta convertirse en un alegato estremecedor contra un político tan dañino como un tsunami y tan letal como una cobra. Ha practicado el amiguismo, el nopotismo y el enchufismo, llenando lo público de afines al poder, ha utilizado l dinero para castrar al cine español, al periodismo y a la televisión, que durante su mandato se transformó en basura degradante y casi ha laminado la España de los valores, debilitando la honradez, la decencia, el esfuerzo, la responsabilidad, la verdad y todo lo que huela aauténtica libertad.
Para colmo de males, ha sido el gran liquidador de las conquistas sociales conseguidas durante décadas y ha ensanchado peligrosamente el foso que separa a ricos de pobres, haciendo a los ricos más ricos y a los pobres más desgraciados.
Ha dejado a su partido en la ruina y los daños que Zapatero ha causado a España son tan profundos que la regeneración futura del país tendrá que ser obra de titanes.
Ante esa ruptura de la línea de austeridad impuesta a España por los mercados y por las grandes economías de Europa, crecerá la desconfianza internacional en la economía española y el gobierno subirá, una vez más, los impuestos. Otra vez la misma canción: los españoles, incluídos los del futuro, tendrán que pagar con su esfuerzo y su pobreza la miseria de un político que es capaz de hundir a una nación a cambio del puñado de votos que necesita para seguir mandando.
Por muy grande que sea su decadencia y por muy envilecida que esté parte de su población, España no se merece a un tipo como Zapatero al frente del gobierno.
Piense usted en una barbaridad y es casi seguro que Zapatero la haya cometido. Es casi imposible encontrar un ámbito donde no haya creado estragos, dolor y tristeza. Ha mentido, ha cambiado dinero público por votos, ha engañado, ha faltado a sus promesas, ha roto la igualdad que garantiza la Constitución, ha empobrecido al país que gobierna, ha desprestigiado a España ante los mercados y la comunidad mundial, ha convivido pacíficamente con la corrupción, ha desprestigiado a la clase política y a la demcoracia, ha llenado las calles de España de parados y de nuevos pobres, ha facilitado que 500.000 españoles pierdan su vivienda, por desahucio, en los tres últimos años, ha envalentonado al nacionalismo radical, ha crispado la sociedad, ha fanatizado a sus partidarios, ha intentado aislar a la oposición y expulsarla del juego político, ha coqueteado con los socios de la ETA asesina, ha convertido a España en campeona mundial del blanqueo de dinero, del aborto permisivo, de la trata de blancas, del fracaso escolar y de la desesperación de los jóvenes, además de haber atiborrado de privilegios a los políticos y de haber utilizado el dinero público para marginar a los disidentes o para doblegarlos.
La lista de daños causados por el "Zapaterismo" parece interminable y llega a ser abrumadora: ha endeudado al país hasta las cejas, hipotecandoa a por le menos tres generaciones, ha despilfarrado el dinero público como nadie en el pasado, ha ensalazado a los peores, ha comprado o silenciado a todos los medios de comunicación que ha podido, utilizando la publicidad institucional para lograrlo, ha filtrado información clave a sus amigos, ha entregado concesiones y ventajas a empresarios afines, ha condenado a los adversarios al ostracismo y a la marginación, ha convertido a su partido en un ejército de sometidos, incapaces de practicar el debate libre y la crítica, ha ocupado la sociedad civil y la ha asfixiado, dejándola en estado de coma, ha comprado a los sindicatos, ha hostigado a los católicos, etc., etc. etc.
La lista podría continuar hasta casi el infinito, hasta convertirse en un alegato estremecedor contra un político tan dañino como un tsunami y tan letal como una cobra. Ha practicado el amiguismo, el nopotismo y el enchufismo, llenando lo público de afines al poder, ha utilizado l dinero para castrar al cine español, al periodismo y a la televisión, que durante su mandato se transformó en basura degradante y casi ha laminado la España de los valores, debilitando la honradez, la decencia, el esfuerzo, la responsabilidad, la verdad y todo lo que huela aauténtica libertad.
Para colmo de males, ha sido el gran liquidador de las conquistas sociales conseguidas durante décadas y ha ensanchado peligrosamente el foso que separa a ricos de pobres, haciendo a los ricos más ricos y a los pobres más desgraciados.
Ha dejado a su partido en la ruina y los daños que Zapatero ha causado a España son tan profundos que la regeneración futura del país tendrá que ser obra de titanes.
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