El flamante rey Felipe VI pronunció un discurso de Navidad 2014 con el que pretendió alejarse de la desprestigiada "casta" política española y convertirse en un enemigo de la corrupción. Sin embargo, su mayor logro fue conectar con los ciudadanos, tanto con su lenguaje como con el contenido del discurso.
Mucho mas sincero y directo que su padre, sin decir mentiras estridentes como aquella que pronunció el rey viejo cuando dijo que "La Justicia es igual para todos", el joven monarca español utilizó las palabras adecuadas y dijo lo que los españoles querían escuchar.
La gente sabe que el rey manda poco, pero también sabe que influye mucho y espera de él que reconduzca a las turba de políticos desalmados que saquean el país, mienten y atribulan a los ciudadanos con impuestos y recortes injustos y los dirija hacia la decencia, misión practicamente imposible porque los que han cruzado con demasiada frecuencia la linea roja del egoísmo, la opresión, el abuso y la corrupción, como muchos de los políticos españoles de los grandes partidos, no son recuperables ni para la democracia ni para el bien común.
Las palabras del rey fueron una bocanada de aire fresco en estas dif´ciles navidades del año 2014, en una etapa de la Historia donde España se juega mucho porque están compitiendo el populismo frente a los corruptos, el miedo a los que llegan con la frustración de los que están.
El rey ha elegido el camino correcto, pero debería temerle a los políticos, como ocurre con los ciudadanos españoles, porque sólo de ellos pueden llegarle las desgracias, si los partidos ven en el monarca un obstáculo para seguir expoliando y abusando de los españoles.
Mucho mas sincero y directo que su padre, sin decir mentiras estridentes como aquella que pronunció el rey viejo cuando dijo que "La Justicia es igual para todos", el joven monarca español utilizó las palabras adecuadas y dijo lo que los españoles querían escuchar.
La gente sabe que el rey manda poco, pero también sabe que influye mucho y espera de él que reconduzca a las turba de políticos desalmados que saquean el país, mienten y atribulan a los ciudadanos con impuestos y recortes injustos y los dirija hacia la decencia, misión practicamente imposible porque los que han cruzado con demasiada frecuencia la linea roja del egoísmo, la opresión, el abuso y la corrupción, como muchos de los políticos españoles de los grandes partidos, no son recuperables ni para la democracia ni para el bien común.
Las palabras del rey fueron una bocanada de aire fresco en estas dif´ciles navidades del año 2014, en una etapa de la Historia donde España se juega mucho porque están compitiendo el populismo frente a los corruptos, el miedo a los que llegan con la frustración de los que están.
El rey ha elegido el camino correcto, pero debería temerle a los políticos, como ocurre con los ciudadanos españoles, porque sólo de ellos pueden llegarle las desgracias, si los partidos ven en el monarca un obstáculo para seguir expoliando y abusando de los españoles.
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